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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras '1492 La conquista del Paraíso' (1992), que a algunos les pareció un fiasco y que creemos que no era para tanto, Ridley Scott se ha tomado su tiempo hasta hacer su siguiente película. Entre tanto ha estado en labores de producción de otros films. Y por fin se ha decidido por un género tan olvidado como el de aventuras en el mar.
Para ello se basa en un guion que cuenta un hecho real, el acontecido al capitán Sheldon en su buque escuela, el Albatros, donde embarca en compañía de su esposa Alice, un contramaestre, un cocinero y trece chicos, en una travesía didáctica en la que se encontraron con todos los problemas, y las ansias e ilusiones de los miembros de la fragata se vieron truncadas cuando se toparon con una tempestad eléctrica conocida como tormenta blanca, que terminó trágicamente, con la pérdida de seis de ellos entre los que se encontraba su mujer.
Cuatro años después de surcar los océanos siguiendo la estela de Colón en 1492, Ridley Scott regresó a alta mar para relatar esta historia verídica de este grupo de jóvenes grumetes que se enfrentaron a una tormenta que cambió sus vidas.
Al igual que a los estudiantes del Albatros, a los jóvenes actores también les cambió la vida el hecho de participar en esta cinta.
La película tiene ciertos parecidos con otras anteriores.
Se han citado 'El motín del Caine' (1954), por el juicio que se le hace al final al protagonista; 'El club de los poetas muertos' (1989), por el grupo de chicos en semejanza con las enseñanza del profesor, incluso a 'Lord Jim' (1965) por el viaje interior que hace cada uno de los jóvenes en su camino de aprendizaje, teniendo que enfrentarse al final con una doble tormenta, la física y real en el mar y la otra en el interior de su corazón a la hora de juzgar a su capitán.
El guion se estructura en varias partes.
Una primera de presentación de los jóvenes tripulantes, con sus caracteres tan diferentes, sus miedos, sus fobias, sus problemas familiares, y su orgullo.
En la segunda mitad se van desvelando sus personalidades, uniéndose todos en un grupo homogéneo y compacto.
Hay un tercer apartado para el oscuro carácter del capitán que apenas se deja ver, pero cuando lo hace sabe dar la lección oportuna y enfrentarse a lo imprevisto.
Duro, impasible, recio y cumplidor del deber como tiene que ser en una misión así.
En la realización la primera parte transcurre plácida, serena, tranquila, mientras que la segunda resulta alborotada por la espectacular tormenta, casi al término del relato, donde lo efectos especiales se lucen y por último la más sentida al final con la suficiente fuerza emotiva como para meter al espectador el corazón en un puño.
A pesar de las coincidencias, seguimos creyendo que 'Tormenta blanca' (1996) no se aparta un ápice del camino y la trayectoria de anteriores films de Ridley Scott, con una realización muy personal, que expone con claridad visual la historia y con una gran destreza en la dirección de los inexpertos actores que hace de todo ello una espectacular y emocionante cinta de aventuras en el mar.
Finalmente una curiosidad: el centenario bergantín usado en esta ocasión es el mismo que se utilizó en 'El lago azul' (1980) y 'Los piratas de las islas salvajes' (1985).
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