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CRITICA
Por: PACO CASADO
A instancias de sus superiores, el policía Paul Sheridan es enviado por sus jefes a que consiga intimar con Lona McLane, la atractiva novia del famoso atracador de bancos Rick McAllister, el más buscado del país, con el fin de obtener de ella la información necesaria para arrestar a su enamorado cuando vaya a visitarla.
El departamento de policía estaba tranquilo y satisfecho con el curso de los acontecimientos ignorando que el duro policía se había enamorado perdidamente de la bella joven y que estaba intentando amnejarlo a su antojo.
Pero el ejemplar servidor de la ley se enamora de la chica y ésta, cuando averigua que Paul es un policía procura corromperlo, ya que es una presa fácil para ella.
No es nuevo el tipo de policía que por amor traiciona sus deberes, pagando con el desengaño o con la muerte su propio delito.
Una buena ración de cine negro es lo que nos ofrece este largometraje en el que el argumento es lo de menos, cuando hay una acción tan intensa, aunque se lentifique un poco en la segunda mitad, pero sin perder el interés, y no defraude en su esperado desenlace.
El guionista Roy Huggins se basó en dos novelas, la de Thomas Walsh y una de Bill Ballinger, que puso en manos del casi debutante director Richard Quine.
Esta película se puede encuadrar en cierta tendencia del género en los años cincuenta en que los personajes pertenecientes a las fuerzas policiales quedaban retratados como criminales o sujetos al abuso de poder, la corrupción o el desequilibrio psicológico.
Está llevada a cabo con el estilo peculiar de casi todas las producciones de este género, con algunos convencionalismos necesarios para su desarrollo, con una experta dirección, excelente fotografía de Lester White y acertada labor interpretativa, entre ellas la de la actriz Kim Novak que supuso el debut como protagonista en la gran pantalla, ya que antes sólo había realizado un pequeño papel en la cinta 'La línea francesa' (1953).
Su actuación en esta películaa provocó que tanto la crítica como la audiencia se fijaran en ella, en su atractivo físico y en la expresividad de sus ojos.
El compañero de Kim Novak en este film es Fred MacMurray, que repetía un personaje similar al que encarnó años atrás en Perdición (1944), de Billy Wilder.
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