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CRITICA
Por: PACO CASADO
No son muchas las producciones que se han hecho a lo largo de la historia del cine sobre los hombres en la prehistoria o teniendo que sobrevivir en condiciones hostiles de la naturaleza luchando con peligros constantes luchando contra animales para alimentarse.
Se nos ocurren algunos títulos como el documental 'Nanuk el esquimal' (1922), de Robert J. Flaherty, 'Hace un millón de años' (1966) de Don Chaffey, 'Cavernícola' (1981) de Carl Gottlieb o 'En busca del fuego' (1981), de Jean-Jacques Annaud, que tal vez sea la más emblemática en este sentido.
Con 'Alpha' (2018) nos enfrentamos a una aventura épica situada en el Paleolítico superior, en la última etapa de la Edad de hielo en Europa 20.000 años atrás.
Cuando por primera vez Keda, apenas un adolescente de 17 años, va de caza con Tau, su padre, que es el jefe de la tribu, que lo lleva para que se endurezca y adquiera experiencia, en mitad de esa su primera cacería con un grupo de élite de su tribu, el joven Keda es herido por un búfalo que lo arroja a un barranco y es abandonado por el resto de los componentes del grupo de cazadores, incluido su padre, creyendo que ha fallecido.
Al despertar, debido a que es atacado por un pájaro que lo cree muerto, descubre que está herido en un tobillo y se encuentra débil y solo en un páramo desierto.
Ante esa situación límite y lejos de su campamento deberá aprender a sobrevivir y abrirse camino ante la dura y cruel naturaleza salvaje.
Un día un grupo de lobos le ataca y al defenderse hiere al líder de la manada, pero en vez de rematarlo decide curarlo y le pone el nombre de Alpha.
De esta forma tiene compañía aunque a regañadientes, al haber sido abandonado por su manada, y así los dos aprenden a confiar el uno en el otro, convertirse en aliados, superar los muchos peligros para sobrevivir, contra toda posibilidad, y encontrar el camino a casa antes de que llegue el letal invierno, mientras Keda descubre el camino a la madurez y el origen de la amistad con el mejor amigo del hombre.
Lo narrado lo que apenas constituye la primera media hora de esta historia, el resto de la película casi sin diálogos y en un idioma desconocido, posiblemente inventado, únicamente con las reflexiones que hace Keda cuando se dirige a Alpha, relata una historia sencilla que prácticamente consiste en ir sorteando los diferentes peligros con los que se van encontrando ambos y que previsiblemente lograrán el fin que se han propuesto.
El argumento contiene algunos convencionalismos sin los cuales esta historia no sería posible, al tiempo que posee unas bellas imágenes realzadas por la notable fotografía del austriaco Martin Gschlacht.
El reparto está compuesto por actores de diversas nacionalidades pero todos dan bien la figura que se pretende con el joven australiano Kodi Smit-McPhee a la cabeza que se mantiene todo el tiempo en pantalla.
Albert Hughes, ahora en solitario, sin su hermano gemelo Allen, con el que dirigió 'Dinero para quemar' (1995), 'Desde el infierno' (2001) y 'El libro de Eli' (2010), afronta esta historia de supervivencia y lo hace con una gran dignidad.
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