|
CRITICA
Por: PACO CASADO
En su día esta película sirvió para inaugurar la modalidad llamada de arte y ensayo en España que consistía en proyecciones en versión original subtituladas de films conflictivos con la censura o especialmente para cinéfilos.
Roman Polanski se formó en el cine en París y realizó sus primeras cintas en su país, del que salió pronto para incorporarse al cine europeo y después al americano con El baile de los vampiros (1967), curiosa parodia de las producciones de terror.
No es nada extraño encontrar en él ciertas influencias del cine de Alfred Hitchcock, pero realizado con un sentido muy personal, adaptando las técnicas de su cine con un ritmo reposado, que se detiene en los pequeños detalles para crear un determinado ambiente y producir el suspense como logra en esta película.
Este director era todavía un recién llegado al mundo del cine cuando realizó este inolvidable ejercicio de estilo sobre el sexo y el terror.
Carol, una joven empleada de un salón de belleza, vive con su hermana mayor, quien mantiene relaciones íntimas con un hombre que está casado.
Esta reunión provoca en Carol una repulsión a todo lo que el sexo tiene de sórdido o agresivo.
La muchacha, de una sensibilidad extrema, se encierra en un laberinto mental donde va creando monstruos que la conducen a una verdadera locura.
La tragedia estallará cuando su hermana con la que vive la deje sola durante unos días para marcharse de vacaciones y ella se sumerja en un laberinto de fantasías de seducción y violación, en el que empezará a ver sucesivas apariciones, llevándola a una situación extrema.
El problema planteado es el de esta chica que tiene horror por los hombres a causa de un trauma juvenil, lo que le lleva al paroxismo, a la autodestrucción, a la locura, que le ciega y le hace matar a las personas del género opuesto que se acercan a ella.
La repulsión a la que hace alusión el título es la que siente esta joven empleada de un salón de belleza, que siente por los hombres, que la va sumergiendo poco a poco en la locura.
'Repulsión' (1964) fue el primer film que el cineasta polaco rodó en Inglaterra, pero, a la postre, eso no importó demasiado, ya que la mayor parte del mismo es tan muda y bizarra como el Nosferatu (1922), de Friedrich Wilhem Murnau.
Muy pocas cintas han conseguido mostrar de forma tan elocuente el mundo del terror, el vacío y el aislamiento en el que puede llevar a convertirse la mente humana.
La película es también un claro precedente a otra de las obras más conseguidas de este director, La semilla del diablo (1968), por su manera de tratar el terror.
La maestría de Roman Polanski logra aquí uno de los films más conseguidos de su carrera con excelente música de jazz de Chico Hamilton, un buen trabajo de Catherine Deneuve y notable la fotografía en blanco y negro de Gilbert Taylor.
Oso de plata especial del jutado y Premio Fipresci en el Festival de Berlín. Nominada al Bafta la fotografía
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE