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CRITICA
Por: PACO CASADO
En su momento unos críticos de Cahiers du Cinéma inventaron el movimiento de la Nueva ola francesa y renovaron el cine de su época.
Ahora nuevos nombres como Olivier Assayas, guionista metido a director, parece querer conservar ese espíritu a base de rodar cámara a mano, intentar el plano secuencia y contar la historia fragmentada en cinco tiempos, pero cae en el defecto que sus antepasados quisieron evitar: el exceso de diálogos.
En su película apenas pasa nada.
Es la relación que mantiene Gabriel, un editor, con su mejor amigo, Adrien, un escritor que ejerce cierta influencia sobre él y los que le rodean.
Gabriel, ha roto con Jennie, su novia, y trata de rehacer su vida con Anne.
Entre tanto Adrien está enfermo y finalmente muere.
Esta historia está hecha de fragmentos de vida cotidiana que tal vez nos interesan poco, de las miradas de los que participan en ella, de ahí los cinco tiempos de la compleja película que no posee un hilo narrativo, ni dramaturgia, sino momentos que se suman para llegar a una conclusión final, el lado humano de Adrien y el efecto que causa sobre los demás.
Está hecha como un mosaico y como tal algo se le escapa al realizador por las uniones de los fragmentos que hace que no llegue a cuajar debidamente para componer un todo unitario.
El film se pierde en algunos momentos de la vida de cada uno de ellos que no encajan en el conjunto.
Un trabajo interesante de todos los actores que dan vida a los personajes, entre los que destaca el buen hacer de Virginie Ledoyen y Jeanne Balibar, esta última ganadora del premio a la mejor actriz en el pasado Festival de Cine de San Sebastián. Premio Turia al mejor film extranjero.
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