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CRITICA
Por: PACO CASADO
La directora parisina Yolande Zauberman, presenta en la sección oficial a concurso por parte de Francia "M" (2018), en el Festival de cine europeo de Sevilla.
Como hemos dicho en otra ocasión los festivales admiten ya a competir los documentales con las producciones de ficción, algo que en principio no creemos que sea muy ortodoxo, pero así está conformado y habrá que respetarlo, pero seguimos pensado en están en inferioridad de condiciones.
El escueto título de esta película es "M", lo entrecomillamos para que se distinga y no se pierda en el texto como si fuera un error de pulsación.
La citada letra hace referencia al nombre oculto del protagonista de esta historia, un judío adulto que regresa a la comunidad ultra ortodoxa en la que nació, creció y en la que desde su infancia y juventud fue con frecuencia violado sexualmente.
En este documental se presta a confesar sus propias experiencias en ese sentido e incluso a ser el hilo conductor que le sirve a la directora para llevarle a entrevistar a otras personas de su misma condición para que cuenten lo que experimentaron en esas ocasiones en que se convirtieron en víctima de adultos cuando aún eran pequeños.
El film no es solo el retrato del protagonista ocasional, sino que trata de hacer un perfil de esta cuestión en una comunidad ortodoxa como la judía en la que con frecuencia se suelen ocultar estas violaciones o se decide no declararlas a la policía, unas veces por pudor, otras por miedo y sobre todo por la trascendencia que pueda tener en la sociedad con las personas que le rodean y el trauma que suele causar en las personas jóvenes que las padecieron.
Si algún interés tiene este documental es por la denuncia que hace sobre este tema, ya que con frecuencia nos escandalizamos cuando ocurre algún caso de pederastia en sacerdotes católicos y tal vez no pensamos que eso no es exclusivo de la religión católica, que también ocurre en otras, como en este caso en la judía en la que un propio oficiante confiesa ante las cámaras que él fue un violador.
La cinta se hace un poco reiterativa, está realizada todo el metraje con cámara a mano y al parecer no conocen que existen unas llamadas steadicam que hace que no vibre la imagen y no maree al espectador que termina con dolor de cabeza.
Este es el quinto documental que lleva a cabo Yolande Zauberman y ha realizado tres largometrajes de ficción, entre ellos 'Bailar hasta morir' (1997).
Tiene más interés lo que cuenta que cómo lo hace.
Las discrepancias que presenciamos entre dos críticos con respecto a la calidad de este producto acababan por darle un significado distinto a la letra M, uno el de M de magnífica, el otro el de M, de mediocre, lo que puede significar las distintas opiniones que puede sacar el público.
Premio del jurado junior y premio especial del jurado oficial en el Festival de cine de Locarno.
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