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CRITICA
Por: PACO CASADO
Han pasado veinte años desde la boda de Robin Hood y Lady Marian y los actos heroicos de éste contra el Príncipe John y el Sheriff de Nottingham.
Durante todo este tiempo, él ha estado luchando en las Cruzadas contra los infieles y en Francia como la mano derecha de Ricardo Corazón de León y ella ha ingresado en un convento dedicándose a hacer obras de caridad.
Cuando Robin regresa, su única conexión con su vida pasada y el Bosque de Sherwood es su fiel compañero Little John.
Entre tanto se da cuenta de que la situación en Inglaterra no ha cambiado y que el pueblo sigue soportando la tiranía de sus gobernantes, por lo que decide volver a luchar contra ellos, sobre todo contra el malvado sheriff de Mottingham.
Se trata de una nueva y atractiva versión crepuscular de la famosa leyenda de 'Robin de los bosques' (1938) dirigida por Michael Curtis, con Errol Flynn y Olivia de Havilland, una de tanta veces llevada a la pantalla, esta vez centrada en el lado más humano del personaje, llena de sentimientos pero también de escenas de acción, mostrándonos no la verdad histórica sino la verdad del mito.
El director norteamericano Richard Lester retoma la leyenda del arquero de Sherwood desde una perspectiva abiertamente crepuscular y dotando a los personajes principales de una mayor humanización, alejándolos del perdurable mito.
Robin Hood en manos de Richard Lester tenía que ser distinto, conocido su gusto por la desmitificación y el humor.
Junto al guionista James Goldman busca una línea intermedia entre la historia y la leyenda y la sitúa en el declinar de sus héroes.
Más que envejecido Robin aparece fatigado al regreso de las Cruzadas, con heridas en el cuerpo y en el alma, camino del bosque de Sherwood para hallar reposo a sus duras hazañas.
40 años pesaban mucho entonces, pero debe ponerse de nuevo al frente de los humildes y recuperar fuerzas en su encuentro con Lady Marian, entregada a la caridad, que le inflama el viejo amor.
Las batallas y duelos, son los clásicos, pero se modernizan las intenciones y las leyendas resurgen con una mayor fuerza.
Se reanima el amor entre Robin y Marian que pone romántico patetismo en un idilio ciertamente crepuscular.
Richard Lester recompone el siglo XII con viejos castillos de Navarra que dan realismo a la acción, sobre la que late el perfume de la vieja leyenda.
Los actores están magníficos, con un Sean Connery cuarentón y una cautivadora Audrey Hepburn, siendo la mejor baza de esta película la buena química entre los dos protagonistas, ya en una edad muy madura.
Ella retornó a las pantallas tras nueve años de ausencia con este film tan radiante y encantadora como siempre, poniendo de manifiesto esa gran cualidad de actriz y su eterna belleza.
Ambos están rodeados por un excelente elenco de actores británicos entre los que destacan Nicol Williamson, Richard Harris, Robert Shaw, Ian Holm y Denholm Elliot.
Como se rodó en España, en pequeños papeles aparecen actores nuestros como una jovencísima Victoria Abril, Montserrat Julió, Victoria Hernández Sanguino y Margarida Minguillón.
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