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CRITICA
Por: PACO CASADO
No sabemos si a raíz del triunfo de la película española 'Campeones' (2018), al cine francés se le ocurrió copiar la idea haciendo una comedia basada en una historia real con 'Todos a una' (2018) o si es una pura coincidencia que ambas escogieran por casualidad un tema semejante, aunque ésta no tiene ni punto de comparación con la española.
Martin es el entrenador del equipo francés de baloncesto con discapacidad intelectual que se encuentra en una gran crisis.
En plena preparación para los Juegos Paralímpicos se Sidney 2000, sus mejores jugadores lo abandonan inesperadamente negándose a participar.
Dispuesto a no perder la subvención estatal que recibe de su federación y la posible desaparición de la misma, lo que afectaría también a su propia familia en la que tiene una hija pequeña discapacitada, decide hacer trampa para participar en la competición a toda costa en unos Juegos Paralímpicos tan apetecibles.
Así el entrenador hace trampas y completa la plantilla con jugadores que no son discapacitados contratando a unos sanos más o menos mediocres, como Stan o Pippo, que encuentra en la calle, que está parados, que tienen problemas para pagar el alquiler del apartamento y a varios más con parecidas circunstancias, que no les hacen ascos a obtener un dinero fácil, con un viaje gratis a Australia y de camino divertirse de lo lindo, aunque alguno al principio tuviera escrúpulos de conciencia que pronto se le pasa ante la posibilidad de tener dinero fresco, sin ser una fortuna, y algo de fama, aunque no sea conseguida de forma muy legal.
El guion se basa en la historia real de un equipo de baloncesto de discapacitados intelectuales español que ganó una medalla de oro en los Juegos Paralímpicos de Sidney (Australia) 2000, que tras una denuncia periodística se la quitaron porque una gran parte de los componentes del equipo no eran discapacitados.
El film cuenta esta entretenida historia de tolerancia que habla de la delgada línea que separa a las personas discapacitadas de las que no lo son.
Hace gracia en algunos momentos aunque después se pone seria, pero corría el peligro de no tratar un tema tan delicado con un mínimo de respeto hacia ellos a la hora de hacer una comedia.
Era importante no burlarse en ningún momento, ni circunstancia, riéndose con ellos, pero no de ellos.
Como se trata de discapacitados intelectuales es difícil de comprobar si realmente lo son o no, si se sabe disimular bien haciendo una buena interpretación de los mismos, pero tal como se comportan son difíciles de creer, a pesar de que se trate de una historia que sucedió realmente, no sabemos cómo serían los de verdad.
Los que no lo son aprenden cómo tratar a los que sí lo son, mientras que estos últimos carecen de escrúpulos, los primeros les darán una lección de esfuerzo y superación.
Vianney Lebasque debutó en la dirección con 'Les petits princes' (2013) en la que un joven con una malformación de corazón soñaba con ser un gran jugador de fútbol, y tras hacer una serie de televisión, cambió de deporte, del balompié al baloncesto, y emprendió este su segundo largometraje en el que se marca esta difícil tarea de dirigir a esta clase de personas, ya que dos de ellos lo son realmente, mezclados con actores profesionales de lo que sale bastante bien del trance.
Jean-Pierre Darroussin encarna el papel del entrenador con profesionalidad, mientras que el personaje femenino más destacado, y casi el único, descansa en la guapa Camélia Jordana.
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