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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine terror en su momento se inventó el subgénero de los zombis o muertos vivientes y a lo largo de las últimas décadas se han sucedido bastante títulos sobre el tema, por lo que parecía que se había agotado o que ya no se podía ofrecer nada realmente original en este tema.
Sin embargo Dominique Rocher trata de revolucionar el cine de zombis en esta película donde el protagonista es Sam un joven que tras una fiesta, despierta en un París repleto de muertos vivientes sin saber si es el único superviviente sobre la faz de la Tierra.
Sam visita a su amiga o expareja Fanny en busca de unas cintas de casete sin saber que ésta da una fiesta en esos momentos, a la que le invita a pasar y a tomar una copa.
De camino por el pasillo que le lleva a la habitación donde se encuentra la caja con sus cintas, tropieza con uno de los invitados y se hace sangre en la nariz.
Recostado en un sillón echado hacia atrás para que se le corte le hemorragia se queda dormido.
Al despertar al día siguiente se encuentra solo en el piso con todo destrozado, llenas de sangre las paredes y cuando se asoma al exterior lo que ve es una especie de apocalipsis con una gran cantidad de zombis ensangrentados que deambulan de un lado a otro buscando atacar a cualquier ser humano que se le presente para comer, pero no hay nadie vivo a la vista.
A partir de ese momento se da cuenta de que la situación es desesperada y tras asegurarse de cerrar la entrada del edificio, se dedica a recorrer los distintos pisos haciendo acopio de víveres y de todo aquello que le pueda servir para una posible defensa en caso de ataque.
A pesar de ser un film francés, sin embargo está filmado en inglés de cara al mercado internacional, aunque a decir verdad la cantidad de diálogos que tiene es mínima, un poco al inicio, una especie de monólogo con un zombi y en una secuencia con una chica en unos momentos oníricos con ella.
La película tiene un enfoque bastante realista, ya que la mayor parte del tiempo está dedicado a la supervivencia del protagonista, algo que para los que busquen mucha acción y violencia puede resultarles un poco aburrida, ya que más que enfrentarse con ellos, trata de evitarlos y rellenar el tiempo curioseando, tocando la batería y encontrando alimentos.
La dirección corre a cargo del debutante Dominique Rocher un joven cineasta cuyo guion se basa en la novela de igual título de Pit Agarmen, seudónimo del escritor francés Martin Page, publicada en 2005, que trata de buscarle un lado nuevo o distinto al género de zombis que si no es muy original, al menos es diferente del que se suele ver en esta clase de cintas mientras hace consideraciones sobre la soledad o vivir en compañía.
Posiblemente a los amantes del género de zombis les decepcione al no encontrar lo que suele ofrecer ya que aquí eso es mínimo.
La interpretación se reduce la mayor parte del tiempo a la presencia de Sam, encarnado por el actor noruego Anders Danielsen Lie, que se encuentra solo en pantalla prácticamente todo el tiempo.
Premio especial del jurado a los efectos especiales en Molins de Rei. Premio Isla calavera a la mejor película en el Festival de cine fantástico de Canarias.
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