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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por la sección oficial Festival de cine Iberoamericano de Huelva 2018, donde tuvo lugar su estreno mundial, llega a las pantallas españolas 'El hijo del acordeonista'.
Después del éxito de su adaptación teatral ahora podemos ver la versión cinematográfica de la famosa novela del escritor guipuzcoano Bernardo Atxaga de la mano del director de teatro, cine y televisión Fernando Bernués, que es su primer largometraje en solitario, que lleva al cine de forma convencional.
Ya la dirigió en el escenario donde la enfocó en clave más poética y menos realista que la cinematográfica, que incluye algunas tramas nuevas sugeridas por el propio Atxaga, que siguió de cerca la escritura del guion confesando que está contento con el resultado.
Es la historia de cómo una amistad infantil, poco probable, se convierte en una relación compleja de adultos en un contexto social difícil.
Son dos amigos de la infancia, David Imaz y Joseba Altuna, que nace en un medio rural, que por razones diferentes acaban militando en ETA entre los años 1973 y 1976, hasta que son detenidos y liberados durante la amnistía de los años 70, y cuando salen de la cárcel sus vidas se desencuentran.
Lo que se produce después puede considerarse como un ajuste de cuentas, un reencuentro en el que los amigos pasan del silencio a poner las cartas boca arriba.
David, el hijo del acordeonista, se vio obligado a tener que huir de Euskadi, a California (mal representada en imágenes) a mediados de los años setenta, durante el franquismo por pertenecer a ETA, repudiado por los suyos, acusado de alta traición por sus ex compañeros.
Joseba, convertido en un escritor de éxito carga con la culpa.
A pesar de encontrar la felicidad en California, aflora su pasado, los ecos de la guerra civil, el terrorismo, que le sigue pesando y el sentimiento de culpa no le permite afrontar con serenidad sus últimos días de vida debido a una enfermedad terminal que padece y vuelve.
Su amigo de la infancia, acude a despedirse de él y de paso, a ajustar algunas cuentas que tienen pendientes.
Han pasado muchos años sin verse, pero ha llegado la hora de enfrentarse finalmente a la verdad y a la nostalgia de saber que nunca podrán recuperar lo que han perdido.
Este dramático relato sobre la amistad, la traición y la violencia, abarca tres épocas distintas que viven los protagonistas: primero de niños, luego con veinte años y finalmente pasados los cincuenta, para indagar en la historia reciente del País Vasco.
Fernando Bernués dirige esta adaptación cinematográfica que discurre, narrativamente, a la sombra del problemático reencuentro de estos dos amigos tras haber vivido una amistad, drásticamente acallada durante veinticinco años.
Es tal vez la última oportunidad que tengan de mencionar su pasado y poner fin a un silencio que podría ser, socialmente, metafórico.
La novela del mismo nombre es una historia en la que la traición y el silencio cobran un papel importante y es una de las de más personales de Bernardo Atxaga, el más importante y reconocido escritor vasco de nuestros días, y sin duda el más premiado y traducido de todos los tiempos.
Aunque la obra tiene un claro contexto político, el realizador pone el acento en lo humano, de manera que el resultado es sobre la relación de dos amigos, no el comienzo de ETA, ni la militancia, ya que la dimensión que más le importa es lo que ocurre entre ambos.
La película analiza el contexto social político y cultural que marcó varias generaciones vacas pero más desde la emoción que desde lo histórico.
La argumento tiene diversos flash backs en los que conocemos hechos del pasado pero son algo confusos y no contribuyen a la comprensión total del relato, entorpecido por estar hablado en euskera con subtítulos en español, motivo tal vez por el que ha tenido una escasa distribución.
Ha sido convertida en guion cinematográfico por Patxo Telleria y ha puesto música Fernando Velázquez.
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