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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando Robert Redford sintió la necesidad de expresarse en cine con algo más que con la interpretación, se pasó a la dirección con una interesante película, 'Gente corriente' (1980), con la que ganó el Oscar, y a partir de ahí su carrera como director ha sido irregular y no demasiado apreciada por la crítica.
Runnulph Junuh es un excombatiente de la Primera Guerra Mundial cuyas secuelas psicológicas les impiden relacionarse con los demás.
Un día accede a regañadientes a participar en un torneo de golf, deporte en el que fue un as y que abandonó tras el conflicto.
Mientras se prepara, Runnulph descubre que ha perdido su toque.
Sin embargo, un personaje muy curioso, que se le ofrece como su caddie, le enseñará cómo recuperarlo.
Redford vuelve a colocarse tras las cámaras para dirigir y acepta por vez primera un film de encargo, basado en la novela homónima de Steven Pressfield, publicada en 1995, que fue un gran éxito de crítica, en la que el escritor se inspiró en el Bhagad-Gita, un libro religioso hindú que detalla la instrucción que sigue un guerrero impartida por un dios que adapta forma humana, en la que se cuenta la vida de este golfista profesional que, tras regresar como héroe anónimo de la guerra, se siente moralmente hundido.
Tan sólo la aparición de ese extraño caddie que le anima a participar en un torneo en representación de su Savanah natal, le hará salir de su crisis emocional.
Se pretende hacer un retrato del período americano de entre guerras, en un momento en que se sale de la Gran depresión económica del país, al tiempo que se hace una metáfora en el paralelismo del ritmo del deporte con el de la vida.
Un guion con una anécdota corta, algo estirada, en dos partes: la presentación de los protagonistas y la larga competición deportiva que desequilibra la cinta.
De ritmo pausado y formalmente tan bella como las demás películas dirigidas por Redford es toda una declaración de amor del cineasta por su deporte favorito.
Una dirección que no logra enmendar el yerro, que no es la mejor de Redford, tres actores estupendos para unos personajes mal diseñados, y una buena ambientación de la época, es cuanto da de sí esta romántica historia de amor con el golf como principal protagonista.
A modo de curiosidad, Jack Lemmon hizo aquí un cameo que se convertiría en su último trabajo para el cine.
Premio a la mejor banda sonora de los críticos de Phoenix. Goblet de oro a la mejor tecnología en el Festival de cine de Shanghai.
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