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CRITICA
Por: PACO CASADO
El grave curso de los acontecimientos puesto en marcha por Thanos, que destruyó la mitad del universo y fracturó a los Vengadores, obliga a los restantes a tomar una última posición en la gran conclusión de esta aventura que los estudios Marvel desarrollaron en 22 películas y 11 años empleados en hacer su producción.
Incapaces de resignarse, los Vengadores que quedaron vivos se vuelven a reunir para afrontar el gran desafío y hallar la manera de combatir a Thanos, el villano más terrible al que jamás se hayan enfrentado, para finalmente vencerle y reponer el orden y el equilibrio cósmico.
Se recomienda haber visto las anteriores ya que algunos detalles se pueden escapar si no se ha seguido la historia o no se recuerda cómo ha marchado hasta aquí su desarrollo.
Esta es la continuación y conclusión de Vengadores: Infinity war (2018) que tiene el problema de su extensa duración que para los que no sean fans se les puede hacer demasiado larga, en la que con una especie de prólogo (que debió ser suprimido) se pasa a una primera hora que se detiene en la situación en que se hallan actualmente los distintos personajes y se plantea la historia; en la segunda se entra de lleno en la aventura con decisión, jugando con los viajes en el tiempo y en la tercera se desarrolla la batalla final, basándose siempre en los cómics con la aportación añadida de los guionistas.
El guion está plagado de incongruencias argumentales que se desdicen en varias ocasiones haciendo la historia de un desarrollo imposible, a menos que nos olvidemos de la lógica más elemental.
En realidad ambas películas constituyen una misma historia, y así fue rodada como tal, dividida en dos partes de cara a la comercialidad para hacer más taquilla.
Tiene enfrentamientos inesperados, con algunos toques de humor estando la mayoría de ellos a cargo del personaje de Thor que es el más divertido, hay varios cameos y el lucimiento final está en la larga y espectacular batalla con el defecto de todas las escenas de guerra, con un montaje excesivamente en corto que no se detiene en nada, a lo que contribuye que sea de noche y que constituye un auténtico galimatías entre tantos personajes protagonistas.
Los superhéroes se unen, una vez más, como ya lo hicieron en alguna que otra ocasión en films anteriores, para vencer al mal representado en el apocalíptico Thanos y conseguir la paz en el universo cueste lo que cueste.
Todas las cintas de Marvel nos llevan hasta aquí en una saga que parecía que no llegaría nunca a su conclusión y que ha resultado ser de las más comerciales de la historia del cine.
Stan Lee comenzó a trabajar en la famosa editorial en los años 70 creando algunos personajes, entre ellos Thanos, el peor villano de la historia de los cómics, que combate la naturaleza humana y la paz en el Universo.
Para crear estas producciones se han basado en las aventuras dibujadas en los papeles pero siendo éstos simples referencias, ya que la historia ha ido creciendo en la pantalla teniendo una identidad propia.
Las gemas del infinito controlan cada uno de los aspectos de la existencia: espacio, realidad, alma, mente y tiempo.
El poseedor de ellas es el dueño del Universo y depende de quien las tenga habrá paz o guerra y destrucción, de ahí la importancia de luchar por las mismas para que estén en buenas manos.
Los hermanos Anthony y Joe Russo se encargaron de dirigir la primera parte y esta vez le han dado más libertad para realizar la segunda y se han pasado un poco en la conclusión, haciendo algunos guiños a la saga, con dos grupos de héroes que se han superado para enfrentarse a Thanos.
Aquí los Vengadores se unen por ultima vez para terminar con el final de la guerra en un relato de tres horas, que se podían haber reducido sin que por ello se resintiera la narración, donde hay tristeza, emoción y una parte épica final apañándoselas los guionistas para darle participación a todos los superhéroes de la casa, para que cada uno tenga su momento de lucimiento.
Gracias a los efectos especiales algunos salen rejuvenecidos en los flash backs que se hacen del pasado mientras que otras veces son fragmentos de entregas anteriores.
No pasa de ser entretenida, con un espectacular colofón, que cierra la saga de forma brillante, a lo que contribuye la espectacular música de Alan Silvestre, pero pronto se olvida.
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