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CRITICA
Por: PACO CASADO
Basada en un hecho real que conmocionó al vecino país francés, aunque con la introducción de algunas escenas de ficción para darle más dramatismo a la historia, cuenta lo que fue la operación de rescate de unos niños franceses secuestrados en un autobús escolar por un grupo terrorista de rebeldes somalíes, en Yibuti el 3 de febrero de 1976, cuando todavía era una colonia francesa, que alcanzaría la independencia un año más tarde.
El capitán francés Andrés Gerval tomará una difícil decisión personal para salvar a los rehenes en contra de las órdenes que dictaba en esas difíciles horas el gobierno francés, jugándose así su reputación y su carrera, si le hubiera salido mal, por salvar a los niños.
La película está basada en esos hechos que ocurrieron cerca de Somalia, en donde secuestraron ese autocar de una escuela infantil lleno de niños y niñas, con un total de 21 de ellos, con edades entre ocho y diez años, reteniéndolo en su interior durante treinta horas unos terroristas que querían la independencia del país y de camino pedían también la libertad de unos compañeros presos, terroristas como ellos.
Lo que hizo el gobierno francés en este caso fue enviar a un comando de élite para rescatarlos, compuesto por tiradores expertos provenientes de las últimas guerras tenidas por Francia, como la de Indochina.
El autobús quedó parado muy cerca de la frontera somalí, en tierra de nadie, y en esos momentos aparecen elementos rusos pero no actúan para no provocar un conflicto internacional ya que se vivía en esos momentos los años de la Guerra Fría.
El guion narra lo ocurrido mediante varias líneas argumentales: lo que pasa en el autobús entre los terrorista, los niños y Jane Andersen, la maestra americana que se ofrece como voluntaria para cuidar de ellos; el cuartel establecido para el caso al mando de del General Favrart en contacto con el gobierno central; y en tercer lugar las relaciones entre los miembros del comando de tiradores y las tensiones que se ciernen sobre ellos en la larga espera para entrar en acción lo que origina un cierto suspense.
Esta operación de alto riego hizo que se creara la unidad antiterrorista conocida como Grupo de intervención de la Gendarmería Nacional (GIGM).
En esta historia se pone en evidencia cómo la política interviene en momentos en donde quienes tienen que actuar son los expertos francotiradores del cuerpo especial de la gendarmería francesa y no los políticos.
Es el segundo film del director Fred Grivois que debutó en la dirección de un largometraje con La résistance de l'air (2015), que igual trataba de tiradores de élite, que no se vio en España.
A pesar de haber contado con un escaso presupuesto hace de la austeridad virtud en esta modesta cinta minimalista donde la tensión va en aumento con el peligro a flor de piel.
La cintaa está narrada con oficio y gracias a su hora y media de duración, se sigue bien, no obstante desarrollarse en un escenario casi único, prácticamente en medio de un desierto, con pocos personajes, pero bien descritos, con actores apenas conocidos entre los que destaca Olga Kurilenko, sin mucha acción hasta los metros finales, sin alardes fílmicos, usando con eficacia narrativa la división de la pantalla en algunos momentos.
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