. |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine ha tratado en multitud de ocasiones la problemática de las personas adictas, bien sea al alcohol, las drogas o cualquier otra substancia.
En este sentido se podrían citar bastantes títulos de películas que cuentan esas experiencias de aquellos que por fin decidieron dejar el vicio y rehabilitarse aún a costa de pasar un auténtico infierno.
En la memoria de todos están Días sin huellas (1945), El hombre del brazo de oro (1955), Mañana lloraré (1955), Días de vino y rosas (1962) o más recientemente Leaving Las Vegas (1995).
Esta vez la pantalla grande nos ofrece una más de ese género.
Está basada en un hecho real que se recoge en la novela homónima publicada en 2003, que llegó a ser superventas, escrita por el ex-drogadicto James Frey, en la que cuenta su propia experiencia con algo de ficción añadida lo que levantó polémica en su día.
El protagonista es James un joven escritor de 23 años, alcohólico y adicto a toda clase de drogas, al que Bob, hermano, hace que ingrese en un centro de desintoxicación de Minnesota, debido al mal estado en que se encuentra, ya que está al borde de la muerte, puesto que una copa más le llevaría al fin de sus días.
Ha perdido la noción del tiempo vivido y no recuerda por qué tiene el rostro destrozado.
El centro fue creado por sacerdotes y es el mayor del mundo, que tiene unas estrictas reglas que en el momento en que sean incumplidas, automáticamente lo mandan a casa.
El método supone ir cubriendo etapas hasta los doce pasos de que se compone el tratamiento, siendo las primeras semanas las más duras ya que no se les permite beber otro líquido que no sea agua o leche.
Allí hay internados ex-presidiarios, adictos a toda clase de estupefacientes, jueces corruptos, prostitutas, asesinos, homosexuales, gente de toda clase social, etc.
En ese ambiente la vida no es nada fácil y James no desea hacer amistad con nadie, hasta que Leonard, uno de los internos, un tipo duro, le propone ser su amigo durante 24 horas y si no quiere deja su amistad pasado ese tiempo.
Además el centro es mixto pero prohíbe a los hombres decir a una mujer más allá de hola, ni relacionarse de ninguna manera con ellas, aunque James hace amistad a escondidas con Lilly.
Durante el tiempo ingresado en el centro ese grupo de personas le cambiarán la vida.
Todos los profesionales de la institución fueron tratados allí de su adicción y ahora dan fe de la eficacia del método.
El film apuesta por confeccionar un relato esperanzador demostrando que es posible vencer la adicción y salir de ella.
No es frecuente que una mujer dirija a su propio marido, como es el caso de la directora británica Sam Taylor-Johnson que lo hace con su esposo Aaron por segunda vez, colaborando también el actor en el guion.
Sam tras hacer una decena de cortos debutó en un largometraje con Nowhere boy (2009) al que siguió la escandalosa Cincuenta sombras de Grey (2015), siendo 'En mil pedazos' (2018) el tercer título de su filmografía a una gran distancia comercial del anterior, pero con más interés en cuanto a su temática, pero su lento ritmo y larga duración hace que pese en el ánimo del espectador.
Aaron Taylor Johnson es quien pasa el calvario del protagonista en este caso y junto a él encontramos a Billy Bob Thornton actor de acreditado prestigio, a Giovanni Ribisi en un difícil papel de homosexual y a una madura Juliette Lewis como la doctora Joanne.
Estos tres últimos pudieron aportar la experiencia de su desintoxicación que vivieron realmente en su día.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CLIPS
CÓMO SE HIZO
AUDIOS