. |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
'El crack cero' (2019) es la precuela de El crack (1981) y El crack dos (1983) que cierra la mítica saga que José Luis Garci comenzó hace 38 años, una trilogía sobre el joven inspector Germán Areta, que deja su puesto de policía para convertirse en detective privado en la última etapa de la España franquista en la que está a punto de morir el dictador.
La historia narra los inicios de aquella clásica agencia de investigación, situada en la Gran Vía madrileña, en la que nos volvemos a sumergir en los bajos fondos del Madrid de final de la década de los años 70.
El investigador Areta desertó de la policía para fundar su propia agencia de detectives y seis meses después del suicidio del famoso sastre Narciso Benavides, una misteriosa y atractiva mujer casada visita al prestigioso ex policía de la Brigada Criminal y ahora detective privado, para que inicie una investigación, ya que está convencida de que el que era su amante fue asesinado.
Aunque su instinto le dice a Areta que la gente sólo mata por amor o por dinero, descubrirá que hay más motivos y más de un sospechoso para llevar a cabo el asesinato.
Es la típica película de cine negro de serie B, hecha con un escaso presupuesto, filmada por primera vez en blanco y negro y con cámara digital, como las que se hacían en los años 40 / 50 en el cine americano, basada en novelas del género, de autores como Dashiell Hammett, Somerset Maugham, Raymond Chandler o James M. Cain, que por cierto está dedicada a este último, en las que privaba más la investigación y los brillantes diálogos que la acción, como ocurre en ésta.
Dentro de la trama policiaca caben también temas atemporales y universales como la hipocresía, la maldad, la soledad, la traición o la melancolía.
De camino Garci ilustra la trama con algunas de sus aficiones como el boxeo, que también estaba presente en algunas de aquellas, el fútbol, el cine, la radio, la música, entre otras cuestiones.
Cine de otra época pasada, que ya no se lleva, pero que los buenos aficionados al género negro echamos en falta en estos tiempos que corren en los que todo se compone de mucha acción y generalmente poca inteligencia en los guiones.
No obstante aquí Garci hay algunas cosas que soluciona con una simple elipsis que hace que no quede muy claro cómo se llega a la conclusión de la resolución del caso.
Consigue una buena ambientación en decorados, recupera las partidas de cartas clandestinas o el mus con amigos en las tabernas, las veladas de boxeo, deportistas y artistas de entonces, costumbres como poder fumar en todas partes, el vestuario, la atmósfera de los billares, el teléfono de fichas, todo ello con una fotografía en blanco y negro muy bien contrastada, muy propia del género, con sus característicos fundidos a negro para pasar de una secuencia a otra.
El nuevo film de José Luis Garci es fiel al estilo de los dos anteriores con una Gran Vía de aquellos años, con imágenes de archivo que se acoplan perfectamente con la música de Jesús Gluck típica de esta clase de cine en que se sitúa la historia.
El papel de Germán Areta está ahora interpretado por Carlos Santos, serio, sobrio, un personaje que marcó un punto y aparte en la carrera de Alfredo Landa, en este caso acompañado por un buen plantel de actrices que cumplen perfectamente sus cometidos, que tienen una gran importancia en el desarrollo de la acción.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE