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CRITICA
Por: PACO CASADO
En estos tiempos de la lucha de la mujer por la igualdad, el cine parece que le está dando más sitio y hasta un mayor protagonismo, como es el caso de la película que comentamos en la que la pareja de policía protagonista en lugar de ser dos hombres son esta ocasión dos mujeres, la inspectora Carmen Cobos y la subinspectora Eva González, a las que se les ha encargado la tarea de descubrir a un asesino en serie que realiza sus crímenes representando escenas que había plasmado Goya en sus pinturas cuyas víctimas son poseedores de algunas de ellas.
En esta nueva producción se reúnen dos de las actrices más interesantes del actual momento del cine español, Maribel Verdú y Aura Garrido, que asumen los papeles de dos personajes antagónicos, dos agentes de policías, que inician la investigación en un entorno elitista en el que deben resolver un complicado caso de un asesino en serie que comete sus crímenes reproduciendo con los cuerpos de sus víctimas escenas de los cuadros de los Caprichos de Goya.
Los asesinatos ocurren en un barrio de personas de clase alta en el que el tráfico de obras de arte parece que es una práctica bastante frecuente entre sus poseedores, ya que de esa forma burlan a la hacienda pública evitando tener que pagar elevados impuestos, a las que mata con un sofisticado veneno.
Las dos protagonistas de este film se meten en la piel de las inspectoras de policía que deben investigar los misteriosos crímenes sobre los que pronto descubren que tienen un mismo patrón.
Se están produciendo en un barrio de clase adinerada de Madrid en el que todos tienen algo en común: todas sus víctimas eran coleccionistas de grabados de Francisco de Goya y, al morir, aparecen reproduciendo escenas encuadradas en la serie de los caprichos del pintor aragonés.
Está producida y dirigida por el cinco veces nominado al Goya Gerardo Herrero que hace con ésta su cinta número 19, que está basada en un guion original de Ángela Armero, guionista de televisión, segundo que hace para la gran pantalla, en la que se critica el actual contexto político y de clase.
Las dos protagonistas tienen perfiles muy diferentes: Carmen es una mujer dura, solitaria, con mal carácter, amargada, que bebe y fuma mucho, tiene relaciones con el inspector jefe, un hombre casado, y con un periodista, es muy buena en su oficio pero no tiene buen trato con su compañera, Eva, más joven que ella, novata en el cargo, casada y con hijos, una buena madre y ama de casa que quiere a su marido y antepone su familia a todo, incluso a su trabajo.
En el caso se incluye algo de actualidad como son unas elecciones inminentes que pueden influir en la trama.
Ambas actrices están bien en sus respectivos cometidos, quedando los hombres un tanto al margen al ser ellas las protagonistas.
En cuanto al guion este thriller policiaco y de suspense tiene un final un tanto precipitado y poco clarificador.
La puesta en imágenes de Gerardo Herrero, productor de cerca de ciento cincuenta títulos y casi una veintena como director, tarea que precisamente inició con un policiaco, Al acecho (1987) al que siguió otro, Desvío al paraíso (1994), y algunos más de este género, es correcta, un tanto repetitiva y sin mucha imaginación, tirando al clasicismo, sin complicaciones, obteniendo como resultado una película entretenida, que no aburre, pero tampoco entusiasma.
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