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CRITICA
Por: PACO CASADO
Robert Guédiguian sigue fiel a localizar sus historias en la ciudad donde nació, Marsella, y aquí narra el encuentro de una familia, que se reúne allí para el nacimiento de una niña, la pequeña Gloria, y la salida de la cárcel de su abuelo, Daniel, que lleva varios años encerrado en prisión.
A pesar de que todos se alegran, la vida es dura y viven tiempos difíciles cuando se tiene un equilibro tan frágil ya que el infortunio se ceba en ellos pero tal vez algún día se abra una puerta y quizá gracias a la solidaridad las cosas se arreglen.
Sylvie, su ex mujer, le ha dicho a Daniel que es abuelo, ya que Mathilda, la hija de ambos, acaba de dar a luz a la pequeña Gloria.
Todo el pasado ha quedado olvidado y Sylvie ha rehecho su vida con Richard, su nuevo marido.
Al ir a conocer a la niña, Daniel descubre una familia muy distinta a la que él dejó, amenazada por la precariedad y el desempleo en la que parece que no tenga hueco, que lucha con todas sus fuerzas para salir adelante, pero no siempre las cosas salen como se proyectan y la mala suerte parece cebarse con casi todos ellos.
Daniel, sin trabajo y con una pensión de miseria, intenta lo que sea para ayudarles, que será una manera de compensarlos.
Una conmovedora película social acorde con la realidad actual entorno a esta familia, con la que Guédiguian se sitúa, una vez más, al lado de la clase obrera amenazada por la falta de trabajo, el desempleo y la desaparición cada vez más de los derechos adquiridos por los trabajadores.
Son demasiados problemas los que se concentran en esta historia: Mathilda está a prueba en una tienda de ropa y pierde el trabajo; su marido, Nicolás, conduce un coche de alquiler, es asaltado por unos taxistas, le rompen un brazo y no le permiten conducir; Sylvie, que trabaja para una empresa de limpieza, no quiere hacer huelga pero la obligan y a su marido Richard le multan por conducir un autobús municipal hablando por el móvil y le castigan durante una semana.
Al parecer todos los problemas se centran en los miembros de esta desgraciada familia en la que casi todos están mal de dinero, menos Bruno y su esposa Aurore, hermana de Mathilda.
El film retrata los nuevos conflictos laborales y retoma los temas claves de su obra, como el paro, la precariedad laboral y reflexiona sobre estas cuestiones desde el punto de vista actual y siempre al lado y en defensa de la clase obrera como su mayor defensor y aliado, con esta historia que conmueve en ocasiones.
Una cinta que nos invita a pensar sobre estos temas acompañado por la inspirada música de Michael Petrossian y gracias al talento que expone en sus imágenes Robert Guédiguian en la que de nuevo reúne a sus actores preferidos que les han acompañado en sus anteriores trabajos, encabezados por su esposa y musa Ariane Ascaride.
A Guédiguian le gusta seguir contando con los mismos actores aunque las historias sean diferentes unas de otras y los personajes a interpretar sean distintos, no obstante en esta ocasión ha contado con algunas caras nuevas que se han integrado en el grupo original, ya que todos piensan y trabajan de igual manera, como si fuera una compañía de teatro en la que no importa el papel que le toque en cada ocasión, sea secundario o protagonista, puesto que la cuestión es conseguir el resultado propuesto, que saca adelante sin un caligrafía que podamos decir brillante.
La película denuncia la capacidad del capitalismo para arrasar con todo, incluido los lazos afectivos, en esta historia en la que los protagonistas se enfrentan a tantos problemas que acaba por frustrar la alegría de la llegada de la primera nieta.
Copa Volpi a mejor actriz para Ariane Ascaride en Venecia.
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