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CRITICA
Por: PACO CASADO
Parodiando el refrán podríamos decir que "Obras son amores y no buenas intenciones" que es algo de lo que ocurre en esta entretenida película.
Isabelle es una madura mujer burguesa de unos cincuenta años que vive en París y está muy involucrada en las causas sociales, en las que invierte demasiado tiempo teniendo un poco abandonada a su propia familia.
Está casada con Ajdin, un inmigrante bosnio, tiene dos hijos adolescentes que ya saben caminar solos, a los que dedica menos tiempo tanto a ellos como a su marido, que a la institución en la que trabaja como voluntaria dando clases de francés para inmigrantes que no dominan el idioma para que de esta forma puedan ganarse la vida más fácilmente e incluso rellenen sus papeles con más propiedad a la hora de obtener la nacionalidad francesa, en esta ácida comedia.
Hay personas como ella que sin gran preparación, pero con mucha dedicación, intentan solucionar los graves problemas sociales.
Su puesto en el centro social en el que colabora es amenazado ante la llegada de una carismática benefactora, de origen alemán, que lleva más de una docena de años afincada en Francia, que también da clases con métodos más modernos, lo que hace que entren en colisión ambas, hasta el punto en que Isabelle es despedida.
En el piso de abajo hay una autoescuela que la verdad es que no va muy bien de clientes, cuyo dueño Attila, se ha separado de su mujer y hasta duerme en la oficina porque el negocio no le da ni siquiera para alquilar un piso.
A Isabelle se le ocurre que pueda darles clases de conducir a los inmigrantes que, como no tienen dinero, ella solicita una ayuda ministerial y así paliar la falta de clientes de la autoescuela.
Pero todo no van a ser facilidades ya que Isabelle no tiene el título de profesora de idiomas pero sí la nueva que le ha quitado el puesto, por lo que tras hacer la paces se brinda a prestarle el suyo para solucionar así el problema y poder seguir adelante.
Actriz, directora, guionista y cantante, Agnès Jaoui, casada con Jean-Pierre Bacri, ganó un premio al mejor guion en el Festival de cine de Cannes con Como una imagen (2004) y el año pasado protagonizó y dirigió la comedia Llenos de vida (2018), siendo la quinta de su filmografía como directora tras haber interpretado dos docenas como actriz, además de varios cortos, series y tv movies.
Tiene también un pequeño papel en la serie Foodie Love, que dirige Isabel Coixet.
En esta ocasión se limita a ser la protagonista de esta entretenida comedia con algunos momentos cómicos, aunque lo que más se admira es el trabajo de la estupenda actriz francesa.
Por lo demás, está dirigida con soltura por Gilles Legrand del que si no estamos equivocados es el primer largometraje que llega a nuestras salas españolas, en la que hace una cierta crítica a la burguesía gala en sus contradicciones, al tiempo que envía un mensaje acerca del tema de la inmigración con el problema de los refugiados y sus familias y pide solidaridad para con ellos, sin echar ningún sermón, sino de forma amable y divertida con tono de comedia para que sea más asequible al espectador.
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