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CRITICA
Por: PACO CASADO
Un autor de novelas de asesinatos resulta finalmente no ser un escritor de ficción sino de realidades.
El director Marc Vigil, nacido en Avilés (Asturias), tras hacer un corto, un documental y varias series de televisión, debuta en la dirección de un largometraje con 'El silencio del pantano' (2019), en el que cuenta la historia de Q, un periodista convertido en un exitoso autor de novelas policiacas cuya vida es un misterio que no transciende a los medios de comunicación, pero sus obras tienen un gran éxito debido al realismo con que expone en las acciones criminales que describe en sus páginas, al tiempo de denuncia la corrupción humana.
Sitúa siempre los argumentos en su ciudad natal, Valencia, y como fondo la corrupción de los protagonistas así como el tráfico y el consumo de droga.
Un día un exconseller de la Generalitat valenciana, el señor Ferran Carretero, que ejerce también como profesor en la universidad de dicha ciudad, ha desaparecido.
Mientras tanto la policía piensa que se ha marchado a Brasil, dado que se le acusa de algunas corrupciones, como el lavado de dinero del tráfico de drogas, cuyo caso tiene pendiente y está constantemente perseguido por la prensa.
La realidad es que ha sido secuestrado por Q, al que mantiene en una vieja vivienda, casi abandonada, en un paraje solitario a orillas de la Albufera, de donde sacará el tema de su próxima tercera novela.
Su hermano quiere que venda la casa y reparta el dinero, pero él se niega diciendo que allí se concentra mejor en soledad para llevar a cabo la redacción de sus novelas.
Entre tanto hay un asunto de drogas que maneja La Puri, una vieja prostituta, que es la dueña del narcotráfico de la ciudad, cuyo brazo ejecutor es Falconetti, que tiene cogida de alguna manera a una tal Isabel, consejera del gobierno, a la que chantajea.
El guion, que han escrito Sara Antuña y Carlos Pando, que debutan en esta faceta, está inspirado en la novela de igual título del periodista y escritor valenciano Juanjo Braulio, por la que circulan personajes poco recomendables del hampa de su ciudad natal, políticos corruptos, psicópatas criminales, matones y justicieros que ejercen su propia ley con una violencia brutal, aunque bien podían ser de cualquier otro lugar por su carácter universal.
No obstante es una trama sobre el poder, la ambición, la codicia y la falta de escrúpulos de los que mandan.
Desconocemos la novela pero lo que es la película comienza muy bien y se mantiene así hasta el último tercio con una serie de errores impropios de una trama policiaca y sobre todo no sabe cómo terminar la historia dejando el final en el aire, lo que no satisface para nada al espectador.
Las pretensiones directivas del debutante Marc Vigil, que saca sus conocimientos de la experiencia televisiva, emborronan el buen comienzo en los metros últimos del metraje.
No obstante esperemos a un segundo producto de este director en el que tenga una mejor base para su acierto.
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