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CRITICA
Por: PACO CASADO
El tema de esta película se ha repetido en el cine hasta la saciedad, ya sea en los argumentos del Oeste, donde era tan frecuente, como en cualquier género, bien el policiaco o el dramático, por citar alguno de ellos.
En esta ocasión se trata de una vulgar chica treintañera, buena estudiante de Oxford, la que desea esa venganza y no es otra que Stephanie Patrick, que se embarca en un camino de autodestrucción tras la trágica muerte de su familia ocurrida en un accidente de avión durante un viaje en el que ella no quiso ir y de esa forma se libró casualmente de morir.
La depresión en la que cae le produce una rabia incontenible.
Pero cuando descubre que la catástrofe no ha sido un verdadero accidente, sino que se ha tratado de un atentado terrorista de alguien que ha puesto una bomba en el aparato, se adentra decidida en un mundo oscuro y complejo en busca de esa ansiada venganza y al mismo tiempo tratando de encontrar su propia redención y eso se lo comunica el periodista e investigador Keith Proctor.
Es un thriller de intriga y espionaje que cuenta la historia de esta mujer atrapada en una especie de espiral de autodestrucción, inmersa en una gran depresión que se da a la droga y practica la prostitución para pagar esa adicción desde que perdió a su familia compuesta por sus padres y dos hermanos en ese accidente aéreo.
Un exmiembro de los servicios secretos acude en su ayuda para destapar qué ocurrió realmente en ese accidente y le da una falsa identidad de alguien que había desaparecido metiéndola en un mundo peligroso y desconocido para ella, ya que va en busca de Reza Mohammed, el terrorista que puso la bomba en el avión.
Tras ello busca la ayuda de un antiguo agente del MI6, Iain Boyd, que la provoca para saber si de verdad quiere llevar a cabo su deseo de venganza.
Se trata de la primera de las cuatro novelas, de una saga que se ha convertido en un gran éxito de ventas, titulada Bajo control, publicada en 1999, firmada por el norteamericano Mark Burnell, que es la de su debut como escritor, que él mismo se ha encargado de confeccionar el guion de su adaptación a la gran pantalla.
Acción pura y dura, con la venganza como motivación, son elementos comunes de estas producciones en las que el argumento suele ser bastante enreversado y con frecuencia con situaciones inverosímiles, como ocurre en esta ocasión con la protagonista, una mujer débil, una prostituta que, por más que se entrene, como ocurre aquí, difícilmente se va a convertir en una especie de agente secreto capaz de llevar a cabo la clase de acciones que ocurren en este caso, disparando y enfrentándose a enemigos mucho más peligrosos que pueda resultar ella.
Sobre todo en la segunda parte hay una serie de agujeros en la historia y de momentos convencionales, ilógicos e inexplicables que degradan la calidad del mismo, que no es mucha.
No es fácil convertirse en una experta justiciera con una pocas semanas de entrenamiento y adiestramiento de tiro.
Hay momentos en que la acción transcurre en Escocia, Madrid, Tetuán, Tánger, siendo estas dos últimas rodadas en Almería y Cádiz, entre ellas una secuencia de persecución mal planificada que parece una parodia de estas situaciones en una trama absurda. Los productores, entre los que se encuentran Barbara Broccoli y Michael G. Wilson, actualmente responsables de los últimos films de James Bond, pensaron que sería bueno que la dirigiera una mujer ya que la protagonista era otra mujer y se decidieron por Reed Morano, la realizadora de 42 años de los primeros capítulos de la famosa serie 'El cuento de la criada', que era directora de fotografía antes de debutar en la dirección, que hace ahora con éste su tercer largometraje aportando su experiencia como tal.
En el capítulo actoral Blake Lively carga con el peso de la acción ayudada por Jude Law en los principales papeles.
Tras el mal arranque en la taquilla americana suponemos que no se seguirá con esta saga de novelas.
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