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CRITICA
Por: PACO CASADO
En el cine de épocas pretéritas eran frecuentes los dramas, con los que las espectadoras se conmovían con las desgracias vividas por los personajes, pero también un aspecto de éstos eran los folletines, que mostraban lo peor de ese género.
De la novela del escritor francés Hector Malot (1830-1907), publicada en el siglo XIX, se han hecho varias versiones en cine, que conozcamos: la de 1934, dirigida por Marc Allégret, con Vanni Marcoux y Robert Lynen, que era bastante aceptable, la de 1958, de André Michel, con Gino Cervi y Joël Flateau, que era un auténtico folletín, la de 1970, de Yûg Serikawa, de dibujos animados y ahora ésta de 2018 además de varias series de televisión unas en dibujos animados y otras con personajes reales.
'Rémí' (2018) cuenta las aventuras del joven huérfano así llamado, que fue adoptado por la encantadora señora Barberin, cuando su marido lo encontró en una cestilla a la puerta de una iglesia y al que quiere como si fuera el hijo que no tenía y que no quiso entregar a las autoridades.
Su madre tiene que vender a Rousette, la vaca a la que tanto quiere Rémi, para pagar a un abogado que saque a su marido de la cárcel.
Así el esposo vuelve, cuando Rémi tiene la edad de diez años, se lo arrebata a su madre adoptiva y es confiado al artista itinerante señor Vitalis, al que se lo alquila por un año, por el ridículo precio de 30 francos.
Con este misterioso músico ambulante, que un día lo oyó cantar y confía en sus posibilidades, si desarrolla esas cualidades, va a conocer la dura vida del acróbata y aprenderá a cantar, a ganarse el alimento de cada día, ya que el italiano señor Vitalis le enseñará la magia de la música, porque él fue un cantante famoso en otro tiempo.
Con él recorrerá los caminos y pueblos de Francia hasta reencontrarse finalmente consigo mismo, tras muchas aventuras.
Acompañado siempre por su fiel perro Capi y el pequeño mono llamado Joli-Coeur, realizarán un largo viaje, actuando en las plazas de los pueblos y en reuniones, haciendo amistades y ayudándose mutuamente, lo que le llevará finalmente a descubrir el secreto de su origen.
Esta versión tiene un guion del propio Andre Blossier, que se toma ciertas libertades con respecto al texto original, que ha suprimido algunos personajes, y se le han añadido algunas escenas que no estaban en las anteriores, teniendo así una más extensa duración.
Está narrada por Jacques Perrin como Rémi ya adulto, que cuenta su vida a los niños del orfanato creado por él para acoger a los que no tienen hogar.
Posee una puesta en imágenes muy cuidada, con una gran elegancia, evitando siempre el consabido folletín lacrimógeno, a pesar de las penalidades que tiene que sufrir el pequeño Rémi, pero nunca acentuando el dramatismo de la acción, sino más bien viendo el lado positivo de cada una de las situaciones, aunque a veces no se pueda evitar algún momento emotivo que llegue al corazón del espectador, que en ocasiones recuerda a las novelas de Charles Dickens o Edmundo de Amicis.
El responsable de este acierto es el joven director galo Antoine Blossier, que hace con éste su tercer largometraje, primero que vemos en nuestro país, y a fe que lo ha logrado, contando con los medios apropiados, haciendo un cine para el público de hoy.
Cuenta con un buen trabajo tanto del estupendo actor Daniel Auteuil, en el papel del señor Vitalis, como del pequeño agraciado actor Maleaume Paquin encarnando a Rémi.
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