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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine que últimamente ha hecho el actor belga Jean-Claude Van Damme ha perdido bastantes enteros con respecto a la comercialidad que tenían las películas anteriores, en las que se limitaba a exhibir sus habilidades en las artes marciales en guiones hechos totalmente a su medida.
Ahora ha decidido dar un ligero nuevo rumbo a su carrera partiendo de esta historia creada en parte por él, con la idea de recuperar, en cierto modo, el espíritu de los films clásicos de aventuras de todos los tiempos.
Aquí parece que se ha querido olvidar de ello y enfundarse en la piel de un personaje distinto, el de Alain Lefevre, un boxeador que, en el año 1925, ha de huir de la mafia marsellesa, al no haberse prestado a un tongo en el ring, y tras intentar escapar a Norteamérica con Katrina, la novia del mafioso, y no lograrlo, se inscribe para ello en la Legión Francesa y es enviado a Marruecos a luchar contra los rebeldes en una peligrosa misión al mando de un tiránico oficial.
Allí hace amistad con tres compañeros, Rosetti, Luther y Mackintosh, que se guardan las espaldas mutuamente.
El mafioso finalmente descubre donde se encuentra y manda a dos asesinos para acabar con él.
Los amantes del cine de Van Damme tan sólo gozan de un breve combate de dos asaltos y de una pelea un tanto desigual con un forzudo compañero soldado.
El resto del film se limita a las penalidades de un cuerpo de legionarios luchando contra un enemigo superior en número, las adversidades del desierto que casi merman sus fuerzas y de un superior sanguinario.
La trama se ilustra con el personaje de un italiano que trata de demostrar a los padres de su novia que no es un cobarde y la ayuda que le presta el protagonista al echarle una mano o el compañerismo que surge entre ellos ante la adversidad.
El resto es una masacre bélica, fuegos de artificio que evocan en algunos momentos a los que este mismo director hizo en algunas escenas de una de las secuelas de Rambo.
La interpretación no es nada creativa ya que son personajes hechos de una pieza y la música se apoya en temas tan conocidos como el Parlami d'amore o el Can Can de Offenbach.
La cinta recuerda a algunos de los títulos sobre la Legión Francesa que en otros tiempos solían verse en las pantallas interpretados por actores mucho más ilustres que Van Damme, con lo cual no aporta nada nuevo.
La trama, que parte de una idea del actor y con guion de Sheldon Lettich, que le ha dirigido en anteriores ocasiones, está un poco estirada para alcanzar la duración habitual de un largometraje para la gran pantalla.
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