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CRITICA
Por: PACO CASADO
El género de la comedia se ha aliado en bastantes ocasiones con el policiaco tomándolo a broma y de ello tenemos muchos ejemplos de buddy movie o películas de parejas de policías en las que uno va en serio llevando la trama de intriga, mientras que el otro es el encargado de aportar la comicidad en cada momento.
El caso del film que comentamos, que tiene lugar en la ciudad de Detroit, es algo parecido a ello, con la diferencia de que aquí el cómico es un inepto policía y el colega que le acompaña es un niño adolescente malhablado, grosero y rebelde de doce años.
Éste no es otro que Kareem Manning, un chico de color, cuya madre Vanessa Manning, tiene relaciones con el oficial de policía blanco James Coffe.
Kareem es un mal estudiante, todos sus compañeros se ríen de él por su aspecto gordiflón y con rastas que parece una niña.
Él trata de alejar al policía de su madre, pero ésta le pide que lo recoja del colegio pero él le ruega que lo lleve a hacer ejercicios a un gimnasio.
Allí Kareem encuentra a Orlando Johnsson y su pandilla con un policía al que le han cortado una oreja y al que por error terminan asesinando, y eso lo ha grabado él con su móvil que asoma por su bolsillo, por lo que se convierte en presa a cazar, teniendo que unirse con Coffee, al que odia, para poder escapar.
La cosa se complica cuando pierde el móvil y los gángsteres averiguan donde vive, por lo que Coffee y Kareem tratarán de llegar antes que ellos para salvar a su madre.
Las aventuras que corren ambos es lo que constituyen el cogollo del argumento de esta comedia policiaca llena de situaciones peligrosas, algunas cómicas y salpicada de palabrotas en todo momento, por lo que a pesar de que los coprotagonistas son un niño y un policía medio idiota, no es muy apropiada como comedia familiar para todos los públicos.
La actuación principal se la reparten entre Ed Helms y Terrence Little Gardenhigh, ambos sobreactuados, con esporádicas intervenciones de Taraji P. Henson en el papel de la aguerrida madre, que está mejor que ellos.
Las pretendidas situaciones cómicas no tienen gracia y la historia de la policía corrupta la hemos visto ya en muchas ocasiones sea de la ciudad que sea, en este caso una vez más de Detroit en que se reparten la droga de los decomisos, mientras queman la falsa para después venderla en connivencia con el jefe.
Como verán nada nuevo bajo el sol, en la que todo da la vuelta y la policía es más traficante que los propios gángsteres con los que están compinchados.
El cineasta canadiense Michael Dowse, realizador con una quincena de títulos en su haber entre cortos series televisivas y películas, hace con éste su octavo largometraje y la verdad que para tanta experiencia no es que salga muy airoso del trance al elegir la senda equivocada.
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