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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de fugas es hoy muy cultivado por las democracias a tono con el valor propagandístico que suele tener.
Cuando alguien se fuga de algún sitio es porque no está allí a su acomodo, por lo tanto es como si votara en contra del lugar en cuestión.
Algunos votan en contra de su estancia en la cárcel, otros votan en contra de estar en un campo de concentración, otros en cambio huyen del Berlín Oriental o de la Cuba de Fidel Castro, otros en fin, como en este caso, escapan de la China continental o China comunista.
Hay otro factor que puede explicar el cultivo creciente de este tipo de cine por parte de los productores y es que el cine de fugas se presta al suspense y crea casi automáticamente el desdeo del espectador de que la fuga salga bien, basta para ver que los fugitivos están en inferioridad y que todo les viene en contra, basta verles superar a fuerza de valor, inteligencia y audacia los obstáculos con los que se tropiezam y el público se pondrá de su lado.
Finalmente, como consecuencia de estos factores, el cine de fugas ofrece un aspecto épico, un aire de epopeya, que conviene perfectamente a un cine narrativo de peripecias y de tensión al alcance de muchos.
'Callejón samngriento' (1955) es el caso de una fuga sobre un transbordador de río a paletas, desde la China norte hasta Hong Kong, pasando por el Estrecho de Formosa, conocido como el fatídico callejón sangriento como los navgante lo llaman.
El barco del capitán norteamericano de la marina mercante Tom Wilder, un aventurero experto en los mares de China, ha sido incautado por los comunistas chinos y éste languidece en prisión, pero los aldeanos chinos le ayudan a escapar para que los lleve a Hong Kong y éste acepta el desafío, escapando del régimen comunista.
Perseguidos por éstos, esta arriesgada huida acabará convirtiéndose en una dramática y angustiosa experiencia en la que muchos perderán la vida.
El complicado viaje se realiza en un viejo barco de quilla plana y con ruedas de palas, por lo que nadie cree que sea posible, ni el mismo jefe de producción que se ha cuidado muy bien de no sacar el barquito fuera de los ríos, nunca afronta una travesía en alta mar, como pide el argumento.
Dejando a un lado esta limitación, el film resulta pobre por falta de aliento humano, de verdadero espíritu épico por parte de los autores.
De este modo a la cinta se le ven claramente todos los andamios interiores, hechos de tópicos y lugares comunes, el truco, sin carne que le recubra, resulta realmente desolador.
Esta historieta de amor entre los blancos, para no tropezar con algún racismo soterrado, que ha necesitado de tanto artificio, pretende apoyar la narración de la fuga de chinos, que al público yanqui hubiera podido traerle sin cuidado.
Hay algunos buenos momentos, como la lucha en el puente de mando en medio de la tempestad, pero otros en cambio son muy pobres.
Lo peor es cuando se ven pasar momentos y situaciones que debían haber sido muy emotivos y dejan frío al espectador.
Una aventura de marcado acento anticomunista, no en vano el productor fue John Wayne que también asumió las tareas de dirección en algunos momentos aunque no figura en los títulos de credito.
El color es endeblito, la fotografía pobre, la música insípida.
Globo de oro a Anita Ekberg como actriz promesa.
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