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CRITICA
Por: PACO CASADO
Últimamente las producciones que veníamos viendo de Netfix eran bastante interesantes, sobre todo las de acción o intriga, pero en esta ocasión con la comedia tediosa y absurda que comentamos parece que se han columpiado.
Tim Morris es un tipo sencillo que trabaja en un gran banco y un día conoce a la chica de sus sueños, cuando ambos coinciden en el aeropuerto y al tropezar confunden sus carteras de mano que son idénticas, lo que hace que pierdan el vuelo y tramen amistad.
Su nombre es Melisa Doherty, pero la llaman Missy, es una mujer escultural, que trabaja como modelo, que fue Miss Maryland y quedan en darse los números de teléfono y se conectan por SMS.
Días antes Tim había tenido una cita a ciegas con otra chica, a la que había conocido por internet, que es la otra cara de la moneda: feucha, bromista, con los ojos saltones, boca grande, ruidosa, grosera, vulgar, ruidosa, desagradable y de profesión terapeuta certificada.
Cuando el jefe de su empresa convoca una especie de convención en un resort de Hawai, a la que pueden llevar a las esposas, novias o parejas, Tim decide invitar a Melisa, para presumir de su belleza en la reunión con los compañeros y la cita en el aeropuerto.
Pero desgraciadamente la invitación la hace por SMS y se equivoca, y la que aparece en el avión, ya listos para despegar, es la chica con la que tuvo aquella cita a ciegas que resultó un auténtico fracaso para olvidar que se llama igual que la modelo.
Ya es demasiado tarde, puesto que, sin darse cuenta, se ha estado escribiendo con la otra Missy.
Una vez en el resort la chica aparece en todas las reuniones en los momentos más inoportunos, llamando la atención de manera ostentosa, por más que Tim trate de deshacerse de ella de todas las maneras posible, pero siempre sale a flote, y nunca mejor dicho, ya que hasta en el agua en varias ocasiones lo consigue.
Mete la pata una y otra vez, hasta incluso decirle a la mujer del jefe que debe divorciarse de él, aunque finalmente arreglará la situación.
El guion de Chris Pappas y Kevin Barnett se nutre de estas apariciones en las que se pretende hacer gracia y obtener la comicidad para esta comedia que, a decir verdad, no surge por ningún lado y sobre todo Laurence Lapkus, a la que algunos han bautizado como la Jim Carrey femenina, que aparece hasta en la sopa, lo único que logra es hacerse realmente insoportable y odiosa, con sus exageradas expresiones, gritos estentóreos y groseras situaciones de humor grueso con constante alusiones sexuales.
Detrás de este engendro está Adam Sandler que aunque no aparece como actor, sí lo hace como productor y coloca a sus hijas Sadie y Sunny y a su esposa Jackie en el reparto.
Tyler Spinder dirige de manera funcional esta que comedia no cumple con el objetivo primordial de que el espectador se lo pase bien, se divierta o al menos ocupe un rato entretenido.
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