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CRITICA
Por: PACO CASADO
Seguimos instalados en lo que hemos dado en llamar el género basado en hechos reales, que es lo que se nos cuenta en esta producción que sucedió en el distrito escolar de Long Island, en Nueva York, en el año 2002, en la high school Rosly, en la que Frank Tassone ejerce de superintendente de estudios, que es muy querido entre el personal del centro y los padres de los alumnos, que se dedica a recibir sus quejas, a presidir reuniones del club de lectoras o de niños cuando es invitado a esos actos y por obligación la de los profesores de la institución cuando hay que tratar un asunto, como el de Pam Glucki, una profesora de la secretaría que lleva las cuentas de los proyectos a realizar, cuando se descubre que se quedó 150.000 $ del dinero público.
De entrada algunos compañeros quieren denunciarla a la policía, pero Frank les hace ver que no conviene que transcienda el escándalo a los periódicos para no perder el cuarto puesto que en esos momentos ostenta entre la mejores escuelas del país que él con su buen trabajo ha logrado, haciendo que sus alumnos alcancen a matricularse en las mejores universidades americanas.
Junto a esta narrativa está el caso de Rachel Bhargava, una estudiante que investiga sobre un proyecto que se va a llevar a cabo, titulado Skywalk, para escribir un artículo para el periódico del centro y de camino lo que descubre acerca de Frank Tassone, a quien amenaza éste con buenas palabras de que no lo publique por lo que le puede perjudicar para su carrera.
Esto es el principio de varios escándalos que se van produciendo a lo largo de la sabrosa narrativa de esta historia, tanto en el aspecto delictivo, con respecto a la economía personal, como la del centro, como igualmente a la homosexualidad de alguno de los personajes y de la moral del grupo a la hora de hacer bien su trabajo en el puesto que ocupe o de tomar graves decisiones.
En unas leyendas anteriores a los créditos finales nos enteraremos por último de quiénes terminaron siendo arrestados y enfrentándose a un tribunal y si fueron a la cárcel y los años que les cayeron según los delitos cometidos.
Una vez más el cine norteamericano no tiene ningún reparo en sacar a relucir los trapos sucios de su sociedad, da igual del ámbito o la clase de que se trate.
El guion de Mike Makowsky, que fue alumno de esa escuela ese mismo año, desarrolla uno de los mayores escándalos de malversación de fondos de la escuela pública en la historia de los Estados Unidos.
Tarda un poco en entrar en materia, pero conforme avanza va captando la atención y el interés del espectador cuando se van descubriendo las conductas y la manera de actuar de cada uno de los personajes implicados en este relato verídico del que no ha tenido más que obtener los datos reales y enlazar debidamente las distintas líneas que transcurren de manera paralela durante la trama.
Llama la atención ver a Hugh Jackman en un personaje tan distinto a los de acción en los que suele actuar, asumiendo el papel principal de este drama delictivo, al que vemos algo desmejorado en su aspecto físico, no sabemos si para dar mejor el personaje, pero el caso es que le viene muy bien, destacando como el actor más conocido del grupo de intérpretes.
Cory Finley es un joven director de 30 años, toda una promesa del cine independiente, que debutó en el largometraje con Purasangre (2017) y hace con 'Bad Education' (2019), su segundo film, en el que maneja bien al grupo de actores que tiene a sus ordenes.
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