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CRITICA
Por: PACO CASADO
Jules Vincent, es un hombre extrovertido y despreocupado, franco canadiense, que se autodenomina como el mejor cazador y trampero de las montañas del Canadá, que trabaja en el interior del país, que un día se hace amigo de una hermosa muchacha nativa americana y aunque se convierte en enemigo del matón de Max Brody, acepta viajar con él.
Cuando Brody intenta asesinarlos, Vincent se defiende y huye de un delito por haber matado a este hombre en legítima defensa y es perseguido por un representante de la ley.
Se trata de un oficial de la Real Policía Montada del Noroeste, Constable Pedley, quien parte rápidamente en su busca.
Éste está resuelto y decidido a dar con él, persiguiéndolo por un país accidentado y lleno de peligros, con rápidos de aguas turbulentas, avalanchas de nieve, manadas de lobos hambrientos y desesperados.
Pero cuando lo encuentra, está en pleno invierno lo que le llevará tiempo volver a la civilización para que se celebre el juicio y al tiempo descubre que no está en condiciones de regresar a la ciudad sin su ayuda, entre otras cosas debido a las inclemencias del clima, lo que hace que tengan que ayudarse mutuamente para poder sobrevivir juntos en plena naturaleza.
A partir de ahí Pedley se debate entre el hecho de cumplir fielmente con su deber o liberar a un hombre que le ha salvado de morir y al que le debe la vida.
Es la típica película de aventuras cuya acción se sitúa entre las nieves canadienses, con un héroe que debe demostrar su inocencia con respecto a un crimen que se le imputa indebidamente por parte de la célebre Policía Montada.
Se trata de un guion de Frank Fenton que está basado en un episodio del libro Pioneers of Justice, escrito por Walter W. Liggett, que ha hecho la adaptación del mismo.
Tras las cámaras se encuentra el realizador Andrew Marton, un cineasta profesional que está acostumbrado a figurar como director de segundas unidades para superproducciones espectaculares y de aventuras bélicas.
En esta ocasión dirige una típica producción de aventuras, algo insulsa, en la que no se explica la presencia de una actriz como Cyd Charise, más habitual en aparecer en comedias musicales, dado lo excelente bailarina que es, como no fuera que la eligieran como gancho comercial para formar parte del triángulo interpretativo.
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