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CRITICA
Por: PACO CASADO
La acción de esta producción se desarrolla en la ciudad de París en la actualidad donde vive David Sorel, un joven que tiene veinticuatro años que disfruta el presente.
Se agarra a la vida haciendo pequeños trabajos como podar árboles, recogiendo a los turistas que llegan por una agencia de viajes para llevarlos al hotel y para una empresa inmobiliaria, todas ellas son ocupaciones parciales, que no son fijas, pero unas con otras le dan para vivir y no tiene que pagar su piso porque su trabajo con la agencia inmobiliaria es a cambio de su vivienda.
David evita siempre tomar decisiones que le comprometan.
Es solitario y un soñador que vive el día a día sin ocuparse de lo que le pueda venir mañana.
En un momento determinado conoce a Léna, una vecina que acaba de llegar a su edificio, que parece que le cae bien y con la que hace una cierta amistad, pero ella también es un alma solitaria que no quiere compañía.
El transcurrir reposado y tranquilo de su vida constituye toda esta parte de la historia pero está punto a romperse, cuando Sandrine, su hermana mayor muere asesinada brutalmente durante el transcurso de un atentado terrorista.
Un buen número de personas son tiroteadas en un parque donde tranquilamente disfrutaban de un picnic, en el que estaba también Léna, que resulta lesionada en un brazo y al que David llega tarde y se libra de la matanza.
David es la única persona que puede hacerse cargo momentáneamente de Amanda, su sobrina, que tiene siete años, ante la muerte de su madre, mientras se celebra el juicio para nombrar un tutor para la niña.
Está también la abuela, que vive en Londres, y la tía Maud a la que visita con cierta frecuencia y a veces se queda a dormir, pero vive fundamentalmente con David.
Es una película sencilla, en la que apenas pasa nada relevante, salvo el atentado, que no vemos, que marca un devenir en los distintos personajes de este drama familiar que transcurre de una manera lenta, pero segura, con el paso de los días y en los que los sentimientos están siempre a flor de piel, sobre todo por el comportamiento que tiene la pequeña actriz Isaure Multrier que ostenta el nombre de Amanda, que da título original a la película, que no nos explicamos cómo no ha sido al menos nominada a algunos de los premios a los que ha optado, que bien lo merece el estupendo trabajo que hace esta criatura.
Muy bien Vincent Lacoste en su actuación como su tío que tiene una compenetración perfecta con la pequeña gran actriz.
Mikhaël Hers es el sexto film que dirige y lo hace con una gran sensibilidad, sin caer nunca en sentimentalismo ni melodramatismo dentro de la gravedad que adquiere la historia con la muerte de Sandrine, la madre de Amanda.
Nos llama la atención que Amanda no conociera a Alison, su abuela, aunque ésta viva en Londres, papel que hace la veterana Greta Scacchi, en una breve intervención, cuando David y Amanda van al torneo de tenis de Wimbledon, aunque eso no es de extrañar hoy día con tantas separaciones y divorcios familiares.
Premio Linterna Mágica en Venecia. Gran Prix y mejor guion en el Festival de Tokio. Gran premio del jurado en el Festival de Santiago. Nominados al César Vincent Lacoste y la música. Nominados al premio Lumiere el film y Vincent Lacoste.
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