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CRITICA
Por: PACO CASADO
El western podía ser considerado dentro de la historia del cine como uno de los más veteranos y por otra parte también el rey de los géneros, el que más goza de las preferencias de los públicos en estos momentos, de ahí que se prodigue tanto en las pantallas actualmente.
Por ello no es nada extraño que sobre él se haya dicho y hecho prácticamente todo.
No obstante cuando una película está bien realizada, muchas veces no importa que se nos cuente, una vez más, de nuevo la misma historia de siempre.
Aquí ocurre algo de eso, aunque el argumento nos suene a conocido, como es en este caso la honradez de un sheriff que le lleva a continuar su labor aún después de haber sido destituido de su cargo.
La acción se sitúa a principios del siglo XX cuando el marshall James Flagg, un veterano sheriff de una pequeña ciudad durante años, al que han obligado a retirarse y al que nadie toma en serio cuando da el aviso de que un grupo de forajidos que comanda un tal Waco quiere asaltar el tren.
Únicamente encontrará apoyo en su viejo enemigo y ladrón de trenes el experto y veterano pistolero John McKay, a quien su banda también lo ha abandonado.
Juntos tratarán de impedir el asalto al convoy de una banda de forajidos que pretende apoderarse del dinero que transporta el tren.
La historia no es nada nueva, pero sí está contada con esa eficacia que es característica en el cine norteamericano que hace que todo parezca auténtico.
Desde el carácter de los personajes, hasta el propio telón de fondo que ofrece el paisaje verdadero de un western auténtico americano.
Por otra parte no hay que olvidar que en esta ocasión se cuenta con dos actores de una gran talla y veteranía como Robert Mitchum, pleno de madurez y serenidad, en un sobrio y nostálgico personaje de un defensor de la ley, oficio que ha desempeñado siempre, que lo lleva en su propia sangre y al que se le desposee de su cargo por motivos políticos ajenos a su actuación.
Y por la otra parte está George Kennedy, un gran actor que le acompaña en esta historia, donde la ironía y la chispa cómica aflora en algunas situaciones, sacándole bastante partido en lo que se puede considerar la traca del desenlace final.
Film, en definitiva, que se deja ver con bastante agrado, con una correcta realización de Burt Kennedy, un director que está considerado como uno de los maestros del western, a los que acostumbra a añadir unas personales pinceladas de humor, que cuenta aquí con una buena interpretación en general, con un notable duelo interpretativo entre los dos actores de la cabecera de cartel y con todos los demás elementos que están a la misma altura.
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