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CRITICA
Por: PACO CASADO
A sus 61 años Sylvester Stallone se ha dado cuenta que es mejor resucitar a sus héroes que le hicieron tan popular en los años 80 que escribir nada nuevo y original en unos tiempos en los que sólo se llevan al cine, en su género, videojuegos y comic de superhéroes de acción.
En este sentido su personaje de Rambo encaja perfectamente.
Tras recuperar a Rocky Balboa ahora le toca a John Rambo, poniéndole a cada uno el hombre o el apellido que le faltaba.
Veinte años después de su última aparición en la pantalla de nuevo el personaje creado por David Morrell en su novela 'First Blood' que dio lugar a Acorralado (1982) donde luchaba por defender a su país que siguió con Rambo: Acorralado parte II (1985) y Rambo III (1988).
Ahora se le recupera viviendo tranquilamente de forma pacífica en la selva pescando y cazando serpientes venenosas para artistas locales, que vende para poder comer, evitando problemas, pero éstos los buscan a él, cuando Sarah, al frente de unos misioneros cristianos le pide que les conduzca a la frontera entre Tailandia y Birmana para llevar alimentos y medicinas a unos refugiados de la etnia karenni, que antes de la independencia de Birmania tenían un estado propio, que llevan más de sesenta años luchando por sus derechos, que están siendo asediados por los guerrilleros birmanos que los torturan y asesinan.
Al no regresar 15 días después, acompaña a un comando de mercenarios contratado para rescatarlos.
El guion tiene una anécdota simple, como la de cualquier videojuego, y en la que los enemigos caen a puñados en las videoconsolas sin apenas más justificación que la violencia extrema y el ensañamiento gore en el que se mutilan miembros, se cortan cabezas con gran facilidad y la sangre corre a chorros, en una guerra que dura ya más de sesenta años.
De pasada se denuncia la sistemática violación de los derechos humanos en aquel país.
La ausencia de diálogos es sustituida por la acción de las imágenes que hablan por sí mismas que ya son bastante expresivas.
La realización es un poco más cuidada ya que Stallone aprendió con el tiempo y le da una gran agilidad a la narración.
De la interpretación no es preciso hablar ante la inmutabilidad de su rostro y los tópicos de los diálogos de los demás con una filosofía de vida basada en la supervivencia.
Al final Rambo vuelve a casa, tal vez el héroe esté cansado y se merezca ya el descanso definitivo.
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