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CRITICA
Por: PACO CASADO
El abogado Deke Gentry, soltero, mujeriego y enemigo del matrimonio, recibe, a cambio de cien mil dólares, el encargo de buscar marido a las tres hijas de la excéntrica millonaria Chloe Brasher, con tres hombre en los que ella se ha fijado.
Como desconfía del buen juicio de las muchachas, ha elegido a sus futuros yernos: un fabricante de alimentos para niños, un inspector de impuestos y un asistente social dedicado a la rehabilitación de presos.
Dake no tiene ningún problema para hacer que coincidan dos de las parejas, pero con la tercera tiene dificultades porque él se ha enamorado de la chica.
Las cosas funcionan bien con dos de ellas, pero la tercera - la del fabricante de alimentos - no van bien y pasa demasiado tiempo el abogado, hasta crear celos y rivalidades, por lo que la suculenta cantidad puede estar en peligro.
Por fin llega el momento deseado por la madre: habrá final feliz... pero con sorpresa.
Se trata de una comedia romántica de enredo cuya acción se ha situado en San Francisco "cuando ya hace un siglo que pasó la fiebre del oro. Algunos lo encontraron en cambio otros todavía andan buscándolo", como se dice al comienzo de la película.
Comedia norteamericana clásica, llena de fantasía, con dosis de humor, unas gotas de sátira y final feliz.
Costumbrismo convencional más que pintura realista; casi novela rosa de casamenteras.
Cine de comedia que se desliza hacia lo cómico por la abundancia y la eficacia de los gags, en la ambivalente riqueza de la trama y en la ternura de la interpretación, siempre dentro del afecto legítimo, pero muy lejos del recurso forzado o la astracanada.
A lo largo de la narración se hace una reflexión violenta pero no cínica del mundo del dinero en la sociedad norteamericana, que se propone como tema glosar en la frase que abre citada anteriormente que abre esta historia.
El film está realizado por Michael Gordon con discreto desenfado y llevado con ritmo, aunque a veces cae en la atonia.
Su diálogo es frondoso, aunque no carece de pinceladas muy gráficas para definir tipos y situaciones.
Pero la nota más acusada la dan el enredo y el equívoco, ambos fáciles y un tanto teatralizados y con un claro propósito de enredar a toda costa la trama de cara al espectador.
Pertenece a un género en el que es fundamental la interpretación y sin que merezca elogios especiales, la suya es de las que van bien.
Uno de los acierto ha sido la elección de Kirk Douglas, que juega en la comedia con la misma solidez que lo hace cuando se trata de acción.
A su lado encarnando los papeles de las tres hermanas están Mitzi Gaynor, Julie Newmar y Leslie Parrish, actriz esta última que fue nominada al Globo de oro como promesa femenina del año.
Excelente el trabajo de todos los intérpretes, encajando en los tipos y, además, actuando con enjundia a pesar de sus distintos estilos y personalidades.
Esta afinación del conjunto, esencial en este género, concluye por cerrar el círculo de la virtudes de esta obra bastante acabada aunque no redonda, en la que la intención es satirizar el excesivo gusto o pasión por el lujo de un cierto sector de la sociedad yanqui, con una aguda y graciosa captación de los pequeños detalles de ese mundo, como las manía por el cultivo del físico, la afición a los yates o a los círculos artísticos rebeldes, que tiene un sabor de delicado sainete a la americana.
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