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CRITICA
Por: PACO CASADO
Han pasado los tiempos en los que el western era una pura cabalgada y ahora lo que se lleva es un cine del Oeste más remansado, más centrado en el estudio de los caracteres de los personajes, penetrando en su psicología y comportamiento.
El género del Oeste cuando se realiza fuera de Norteamérica, como es el caso de las películas que se producen en Italia o España, por ejemplo, salvo que lo dirija un realizador norteamericano, no suelen tener ese auténtico sabor a western de verdad como lo tienen los que se ruedan en el propio suelo donde transcurre la acción.
Pero como toda regla tiene su excepción, ésta es una de ellas.
Este film, que nos cuenta una tradicional historia del Oeste, está dirigido por un canadiense, rodado en Israel, en las afueras de Tel Aviv, pero el resto del equipo y los actores son auténticamente norteamericanos y se ha conseguido totalmente el ambiente preciso y deseado para esta clase de producciones.
En esta ocasión lo que se nos cuenta en la persecución de un testarudo sheriff de un bandido que va acompañado de un mestizo, lo que da pie para introducir el tema del racismo.
A lo largo del trayecto ocurre de todo, pero también hay lugar para que nazca una amistad a toda prueba, el sentimiento del sacrificio por el amigo, el fatalismo que acompaña a estos fugitivos y hasta el amor.
La historia está contada con una gran economía de medios, sin un gran presupuesto, ya que lo importante esta vez es el guion y su contenido y éste ciertamente funciona muy bien dosificando la acción de manera que el espectador esté todo el tiempo prendido en el asunto que trata.
Ted Kotcheff es un realizador modesto que hasta ahora tan sólo ha rodado pocas cinta, algunas de ellas con temas interesantes, pero sin llegar a cuajar.
No obstante su experiencia le permite dirigir con bastante oficio y con una línea muy regular a lo largo de este relato, en cierto modo difícil por el peligro que encierra el poder caer en la monotonía y la repetición.
A pesar de ello salva perfectamente ese escollo e incluso se permite hacer alguna que otra floritura, con bellos encuadres y fundidos en la fotografía que denota un buen gusto y sentido de la plástica.
Gregory Peck se muestra como ese sobrio actor que siempre ha sido y a su lado se crecen esos otros jóvenes como son Desi Arnaz jr. y la chica Sian Barbara Allen.
En definitiva se puede decir que se trata de un western muy correcto y con cierta calidad en sus imágenes, aunque como los anteriores de este director, no haya llegado a cuajar y nos haga añorar a los grande maestros de este género.
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