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CRITICA
Por: PACO CASADO
Después de la muerte de su padre, un campeón del equipo olímpico, ganador de la medalla de oro, que falleció en un incendio en sus propias cuadras, las tres hermanas (Lou, una joven de 16 años, Charly, que tiene poco más de 20 y Emmie, que es una niña), deben mantener a flote Inmmenhof, la granja de caballos familiar.
Juntas deberán superar todo tipo de adversidades para poder conservar su querido hogar, que está en bancarrota y con una gran cuenta por pagar.
La clave está en un precioso caballo de carreras heredado del padre, una yegua llamada Lady Holly, que fue él quien la domó.
El problema es que la granja tiene una gran deuda de 185.000 euros que precisamente deben al millonario vecino, que fue compañero de su padre y con el que no terminó bien, ya que éste ganó una medalla de oro y él no.
El padre era un fenómeno en el trato con los caballos y Lou ha debido heredar esa cualidad de él sabiendo domarlos y cuidarlos.
El vecino tiene un precioso y gran caballo negro al que llama Cagliostro, en el que tiene puestas todas sus esperanzas de poder ganar algún título, pero el caballo se le resiste a entrar en el cajón para ir al hipódromo a competir.
Las hermanas finalmente para abonar la deuda llegan a un acuerdo entregando a Holy, con gran dolor de corazón de la joven Lou, que es una gran conocedora de los caballos, y a la que todos obedecen con sus caricias y buenos tratos que tiene para con ellos.
Ante esta adversidad Lou se ofrece para convencer a Cagliostro de que debe entrar en el cajón, pero a cambio pone como condición, que si lo logra le devuelvan a Holly.
Por medio hay una pequeña historia sentimental con Leon, un chico que entra de prácticas en la granja que se enamora de la joven Lou.
Es la típica historia romántica inspirada en las novelas juveniles de Ursula Bruns, una autora apasionada de los caballos, con un argumento más que previsible, con la que se puede disfrutar con sus bonitos paisajes, con el trato que se hace a los caballos de los que se consigue una bella estampa de un animal tan fotogénico.
La historia está llevada al cine por la directora Sharon von Wieterheim, que la extrae de una vieja serie de película alemanas de la década de los años 1970 que pone al día, con este relato de superación personal.
En la película todo resulta previsible y con final de color de rosas.
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