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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hubo un momento en la historia del cine que se pudieron de moda las producciones de personajes que se evadían de prisión como Alcatraz, Sing Sing o de campos de concentración, por ejemplo.
En esta ocasión transcurre la acción durante la Segunda Guerra Mundial, en un campo de prisioneros de nacionalidad inglesa, en Italia, pero que por azar, es capitaneado por el coronel norteamericano, Joseph L. Ryan, que al ser el oficial de más graduación, quedan todos ellos bajo su mando.
El grupo de prisioneros liderado por él emprende una arriesgada evasión del territorio italiano.
El guion se basa en la novela de igual título de David Westheimer, adaptada por Wendell Meyes y Joseph Landon.
El suspense, en un momento dado, durante una secuencia, o renovado a lo largo de la trama en cada escena, puede ser un recurso importante que dé expresión y maestría y, si es sincero, transmita una emoción estética.
Aquí, en la mayoría de los casos, sin embargo, se trata de un efectismo fácil, puesto que se basa en la simplificación hasta lo elemental en las líneas de la narración.
La película es una especie de tebeo de hazañas bélicas, con un suspense que se repite de forma sistemática a lo largo de cada una de las acciones que llevan a cabo este grupo de prisioneros bastante grande, por cierto.
Se sacrifica constantemente la psicología a la peripecia bélica, el lirismo a la tensión, la descripción al efecto, la trascendencia al divertimento.
Aparentemente es un film más de los muchos antibélicos que se han hecho anteriormente, pero, de hecho, no lo es, ya que la guerra en este caso es únicamente el telón de fondo para justificar la fuga masiva del grupo de prisioneros.
Está bastante bien conseguido el ambiente y la reconstrucción histórica, la caracterización de los tipos y lograda la habilidad narrativa, cosa a tener en cuenta en un realizador como Mark Robson que generalmente es bastante denso en sus cintas.
En su contra hay que anteponer cierta ingenuidad y convencionalismo en algunas de las escenas.
El intento de hacer un drama de la resistencia del coronel a matar a civiles resulta frustrado por completo, presentando las dificultades propias del género: violencia, homicidios, muertes y egoísmo colectivo.
La película se ve con bastante agrado en unos momentos en los que el cine discurre por otros caminos que son más truculentos, lo que puede que nos parezca muy ingenua en su desarrollo argumental.
En el capítulo interpretativo encontramos a un seguro Frank Sinatra junto a Trevor Howard y el debut en el cine americano de Raffaella Carrà en una de las pocas veces que hizo incursión en el cine esta profesional de la pequeña pantalla.
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