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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta es la película que inauguró la Semana de autor de la pasada Mostra de cine de Venecia que llega ahora a nuestras pantallas.
La acción comienza cuando Alice Farange es una enfermera que visita a Joseph Bonnefille para ver si sigue la medicación, que le firme unos papeles y de paso tiene una relación sexual con él.
Ella está casada con Michel Farange, un agricultor que cuida de su ganado, que al parecer ya no la quiere, puesto que está enamorado por internet de una tal Amandine, que es el nombre que adopta en las redes Marion, quien a su vez está liada sexualmente con Evelyn Ducat, una mujer de la que al comienzo de esta historia da la noticia la televisión de su desaparición, tras una gran tormenta de nieve y cuyo coche ha sido descubierto en dirección a un remoto pueblo.
Todo lo dicho es el resultado de poner en pie las historias de estos personajes que están contadas con sus respectivos nombres en pantalla como si fueran tres capítulos distintos protagonizados por cada uno de ellos, Alice, Marion y Amandine, que terminan estando relacionados entre sí y cada uno guarda un secreto que contribuirán al descubrimiento de un asesinato.
Michel piensa que su esposa Alice le engaña con Joseph, con el que no se lleva muy bien, que al parecer necesita que le visite un médico porque no debe estar muy en sus cabales cuando encuentra el cadáver de una mujer y lo esconde tras los fardos de paja como si fuera su amante.
Por otra parte está un tal Armand que es un joven de color que se dedica a estafar a los hombres utilizando las fotos de chicas guapas cuando éstos entablan una relación vía internet sacándoles dinero a esos hombre cuando conectan con ellas, como es el caso de Michel, el marido de Alice, cuando lo hace con Amandine (Marion).
Y también está la relación lésbica entre Marion y Evelyn tras conocer la primera a ésta en un restaurante donde trabaja de camarera.
Estos personajes terminan encajando perfectamente como las piezas de un pequeño puzzle en cuanto a las relaciones que se establecen entre ellos en algún momento de la narración que al principio parece no tener nada que ver unos con otros.
Es una manera moderna de agregar misterio, suspense o parecer genial, pero le complica la vida al espectador en lugar de contar la historia de forma lineal, ya que así parece que es más inteligente o interesante.
El guion está compuesto por la adaptación que han llevado a cabo el propio realizador Dominik Moll en colaboración con su guionista habitual Gilles Marchand, acerca de la novela escrita en 2017 por el francés Colin Niel, que tiene una narración simple pero se va enredando cada vez más hasta que termina por encajar al final todas las piezas, aunque como suele ocurrir en estos casos tiene sus momentos convencionales que no acaban de ser explicados.
Dominik Moll es un cineasta alemán que ha pasado por los distintos departamentos que componen una película: cámara, montador, eléctrico, actor, compositor, guionista hasta desembocar en la dirección donde lleva realizados seis largometrajes con este que comentamos, de los cuales conocemos Harry, un amigo que os quiere (2000) y El monje (2011), además de dos series de televisión, varios cortos y documentales hasta completar la docena de títulos hechos hasta ahora, que tiene a su disposición unos sólidos actores aunque no sean muy conocidos.
Premio a la mejor actriz Nadia Tereszkiewicz y premio del público en el Festival de Tokio. Nominados al César el guion adaptado y Laure Calamy como mejor actriz de reparto.
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