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CRITICA
Por: PACO CASADO
A las distribuidoras españolas les ha dado últimamente por recuperar el material no estrenado en nuestras pantallas comerciales de aquellas películas que en su día fueron dirigidas por Terrence Malick, un buen director norteamericano que goza de la apreciación de los críticos, aunque tal vez no tanto del gran público, entre otras cosas debido a la longitud de sus producciones y la forma de tratar los temas que suele tocar.
En este sentido se ha recuperado últimamente Knight of Cups (2015) e igual ocurre también con esta que comentamos, 'Song to Song' (2017), que evidentemente nos llega con tres años de retraso, desde que se produjo en su día su estreno internacional.
En esta ocasión el prestigioso cineasta de títulos tan interesantes como Malas tierras (1973) que fue el largometraje de su debut en la dirección, La delgada línea roja (1998) o más recientemente El árbol de la vida (2011), nos cuenta la historia de dos historias amorosas interrelacionadas, de las parejas formadas por el cantante BV y su novia Faye y la del compositor y productor musical Cook con la profesora Rhonda, que trabaja ocasionalmente de camarera.
Todos ellos van persiguiendo el éxito cada uno en su faceta, mientras tropiezan con la obsesión y la traición en el mundo de la escena musical de Austin (Texas).
A lo largo de la trama vamos siguiendo a estos personajes mientras de fondo, en off, tenemos conocimiento de sus pensamientos o reflexiones en torno al momento de su vida que están viviendo o lo que piensan de los demás, ya que a veces estas parejas se intercambia temporal o momentáneamente coqueteando con algún miembro de la otra pareja.
Faye desea ser cantante y Cook, al que conoció trabajando como recepcionista para él, le propone hacerle un contrato, pero conoce a BV y se enamora de él.
Entre tanto Cook conoce a Rhonda cuando trabaja de camarera y le ofrece que deje ese oficio y se marche con él en ese momento.
Cook y BV son amigos, y el primero ha impulsado la carrera del segundo como cantante y en su día RV le reprocha que se haya apoderado de los derechos de sus canciones, respondiéndole que todo lo que es en la música se lo debe a él.
A lo largo de la trama se introducen algunas intervenciones de la madre y del padre de RV en circunstancias muy diferentes.
La película está rodada en la mayoría del tiempo con cámara a mano y buena parte de lo que se nos cuenta lo constituyen la idas y venidas de unos y otros, las relaciones sexuales entre ellos y las reflexiones que apuntábamos antes, sin seguir una línea cronológica, sino a manera de un puzzle de situaciones sin ordenar que resultan cansinas y aburridas, que tal vez signifiquen algo, pero no se lo vemos.
Todo el metraje está rellenado con una gran cantidad de planos que no tienen mucho sentido ni relación con lo que se está tratando y lo único que hacen es alargar la mínima anécdota argumental, con situaciones inconexas la mayoría de las veces saltando de un lugar a otro sin el más mínimo sentido ni continuidad argumental.
Hay que reconocer que posee una bella fotografía que saca buen partido de los paisajes y decorados, pero con ello no se construye una película.
Por otra parte no se puede hablar de unas buenas interpretaciones a pesar de que tiene un cuarteto de actores de primera magnitud a los que no se les da un texto para su lucimiento, como son Ryan Gosling, Rooney Mara, Michael Fassbender y Nathalie Portman, así como la intervención en los metros finales de Cate Blanchet.
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