|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Philippe de Broca es un director francés que sueña con la aventura. A los 18 años ya realizaba documentales en África, y es precisamente en este género del cine donde se siente como pez en el agua cuando realiza películas como El hombre de Río (1964) o Cartouche (1962), y trabaja con Jean-Paul Belmondo.
Ahora con 'Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo' (1973), traducción exacta del título original que se le otorgó durante el rodaje y que después se le cambió por el de Le magnifique, con el que se exhibe en Francia, vuelve a su tema preferido.
Aquí se trata de una parodia de los agentes secretos y sus secuelas, de muertes, violencia y sangre que los mismos arrastran consigo en sus misiones y se centra en la historia de François Merlin, un pobre y humilde escritor de novelas baratas de espionaje y aventuras cuyo protagonista es el agente Bob Saint-Clar.
Es un apuesto aventurero siempre dispuesto al riesgo y al amor, cuyas novelas las escribe para poder comer y sueña con ser el intérprete de las proezas irrealizables de su héroe, en el que vive esos trabajos imposibles y en el que centra todas las frustraciones de su vida y del desempeño de su oficio que ha de ejercer para vivir.
En sus novelas introduce a los seres con los que ha de convivir, humillándolos y vengándose en la ficción de los libros al no poderlo llevar a cabo en la realidad.
Mueve a sus personajes como piezas de ajedrez y sobre ellos descarga las iras de sus frustraciones.
De Broca hace una ejemplar parodia de los films de agentes secretos, de la violencia y el erotismo que invade la literatura de kioscos y las series televisivas, mezclando hábilmente en el guion la realidad y la ficción.
La idea es interesante y el director la pone en imágenes con habilidad, con imaginación, consiguiendo una cinta divertida con las disparatadas aventuras del héroe de papel.
La película, que resulta en conjunto es sanamente entretenida y realizada con bastante calidad, posee un único defecto en medio de sus muchas virtudes, y es que su comienzo es tan vertiginoso, tan dinámico, tan rápido en reflejos, con tanta acumulación de gags en las situaciones y tics del personaje central, que resulta muy difícil mantenerlo sin desfallecer hasta el final.
Lástima que no pueda conservar el ritmo del comienzo a lo largo de toda la narración, lo que hubiera sido ideal para lograr una obra maestra del género.
Su acierto en la elección de Jean-Paul Belmondo es notable, ya que ambos se entienden a la perfección, como en las tres veces anteriores en que trabajaron juntos, ya que el actor resulta una pieza muy maleable en sus manos y éste le da la medida que el personaje requiere en cada papel.
Otro tano sucede con Jacqueline Bisset, exquisita actriz de una singular belleza, con la que es fácil imaginar el ideal femenino de esta divertidísima aventura en el cometido de Christine, la vecina del escritor, que aparece en las novelas como Tatiana.
Los exóticos exteriores, la rítmica y atractiva música y el colorido de la bella fotografía de los paisajes, constituye un acierto más que añadir al mejor logro de esta divertida parodia cinematográfica.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE