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CRITICA
Por: PACO CASADO
Alfonso Cuarón al hacerse cargo de dirigir esta tercera entrega de la serie tenía dudas al sopesar las ventajas e inconvenientes: por una parte el hecho de enfrentarse a una gran superproducción de 130 millones de dólares, un argumento no propio, habituado a films independientes o de corto presupuesto y no poder cambiar mucho el texto ante las exigencias de la escritora.
Por otro lado la ventaja de tener a unos personajes ya definidos que el público conoce de sobra y de una producción, importante en estos casos, que le iba a facilitar mucho las cosas en cuanto a los efectos especiales, decorados, actores, etc..
Cuarón mantiene el espíritu del texto, suprime algunos pasajes y personajes, utiliza bien los efectos especiales, pero prefiere los personajes, la humanidad de los mismos, el cambio que se experimenta en estos adolescentes agobiados por la crisis del crecimiento y por las circunstancias que le rodean, especialmente Harry, perseguido por Sirius Black que se acaba de escapar de la prisión para matarlo; saca la cámara de la escuela lo más posible y el relato se convierte en más adulto, más maduro, más oscuro si lo prefieren e incluso más complicado, con un desdoblamiento temporal al final del mismo que tal vez los espectadores más pequeños no acaben de entender muy bien.
Se incorporan nuevos personajes, pero con la garantía de grandes y estupendos actores secundarios, caso de Gary Oldman o de la alocada y cegata profesora que hace Emma Thompson.
En los efectos especiales estupendos los Dementores, guardianes de la prisión que absorben el espíritu de las personas, el hipogrifo, mitad caballo mitad águila, con su perfecto y majestuoso vuelo, la casa de los gritos o el encantado mapa merodeador y una vez más el partido de Quiddich, aquí bajo la lluvia de un cielo gris como corresponde al aspecto más siniestro, a la atmósfera diferente de esta tercera entrega de esta ser de novelas.
No falta, a pesar de ello, el buen humor, aunque la audiencia a la que va dirigida ya no sea tan infantil, sino más adolescente como sus propios protagonistas cuyos monstruos están más dentro de ellos que fuera.
Hay también apuntes sociales en torno a la justicia, el racismo, la dificultad de crecer, la amistad, la venganza, la diferencia de clases o la propia identidad.
Los personajes son más maduros, la magia menos cómica.
Alfonso Cuarón hace una puesta en escena seria, impactante, más imaginativa, con más nervio y oficio cuya larga duración ni se nota.
La serie tiene cuerda para rato.
Nominados al Oscar la música de John William y los efectos visuales. Ganó el Bafta del público y el de mejor film infantil. Premio especial AFI. Premio BMI a John Williams. Premio Empire especial. Premio GoldSpirit especial a John Williams. Premio Hollywood a la producción. Premio de los críticos de Phoenix. Premio Teen Choise. Premio de la sociedad de efectos visuales. Premio World Sountrack del público a John Williams.
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