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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una joven estudiante llamada Siobhán embarca en un pesquero de arrastre irlandés durante una semana para hacer las prácticas de investigación para su carrera de doctorado en biología marina.
Entre la tripulación se encuentra Gerard, el capitán, Freya, la esposa y dueña del barco y los demás componentes de la misma hasta un total de seis de diferente género y etnias, cada uno con sus debilidades y fortaleza que se verán enfrentados a una situación extrema y claustrofóbica en la que todos tienen que asumir su responsabilidad.
Ella es pelirroja y eso al personal de a bordo no le sienta nada bien, ya que parece que según una superstición trae mala suerte.
Durante la travesía ven orcas, lo cual es un buen presagio de pesca, pero por radio le prohíben hacerlo en ese lugar y de pronto han chocado con algo y a partir de ahí, la embarcación queda inmovilizada por una enorme y misteriosa criatura marina. La textura de la madera comienza a pudrirse y a salir una especie de substancia gelatinosa de color verdoso y el suministro de agua potable queda infestado de parásitos.
Todos piensan que pueda ser un calamar gigante, pero la chica se sumerge y ve que no es tal lo que les tiene retenidos y pronto comienzan a producirse muertes entre los tripulantes, pero nunca llegamos a ver claramente cual es el monstruo que los detiene y qué produce las muertes.
El avistamiento de un barco cercano les hace concebir esperanza.
Entre tanto deben hallar la forma de regresar mientras están varados sin ayuda en medio del mar.
Es una especie de fábula sobre los desafíos que debe afrontar la humanidad en la que todos debemos remar unido por el bien común y en contra de los individualismos.
El esquema de guion de esta producción es el habitual en estos casos, ya que es una fórmula que se utiliza en muchos géneros, ya sea que la acción se sitúe en el de terror, como en el espacio o en la amenaza de un asesino en serie.
La cuestión es crear el suspense en torno a lo que produce las muertes y además saber en qué orden irán cayendo las personas que componen el relato y si finalmente queda alguien con vida, como suele ser habitual.
En este caso el guion deja algunos cabos sueltos y por otra parte el suspense no está muy logrado, así como los momentos de terror posibles que apenas existen.
Por otra parte se confía demasiado en una joven estudiante que sea la que tenga que ir poniendo luz y claridad en lo que está ocurriendo.
Hay una subtrama y es la de la dificultad económica que atraviesa el matrimonio y alguna que otra pincelada a nivel personal de alguno de los tripulantes de forma más o menos superficial que no entorpece la trama principal aunque de alguna forma la adorna o enriquece levemente, pero va perdiendo ritmo e interés y el final decepciona.
Un trabajo más o menos correcto de los distintos actores donde los más conocidos son Connie Nielsen y Dougray Scott que sacan adelante la historia junto con la joven protagonista Hermione Corfield.
La directora irlandesa Neasa Hardiman es la encargada de llevar el timón de este barco que supone el segundo largometraje que realiza para el cine después de un buen número de cortos y series de televisión con pulso firme aunque no logre sacar mucho partido a lo que se nos cuenta.
Premio Vitruvian al mejor largometraje en el Festival de DaVinci..
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