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CRITICA
Por: PACO CASADO
La historia de esta película 'Papicha, sueños de libertad' (2020) ocurre en Argelia, en el año 1997 y está inspirada en un hecho real cuando se implantó el Frente Islámico de Salvación.
La palabra Papicha en el idioma argelino describe a una muchacha rebelde que desea hacer libremente lo que quiere frente a las ataduras tradicionales al hombre y la imposición de la religión.
Es un momento en el que el terrorismo islámico está tratando de establecer un estado de costumbres arcaicas por la fuerza con atentados se prodigan por todas partes del país.
Nedjna, su protagonista, es una joven estudiante de 18 años, que se aloja en la ciudad universitaria de Argel, que sueña con convertirse en una estilista diseñadora de ropa y se niega a que los trágicos sucesos de la guerra civil argelina, que empiezan a ocurrir a su alrededor, le impidan llevar a cabo una vida normal y poder salir por las noches con su buena amiga Wassila.
Frente a la opresión que sufren las mujeres, que se empeñan en que vistan con los diktas primitivos, ellas tratan de alguna forma de tomar la libertad de poder usar la ropa que desean en lugar de verse constreñidas también de esa manera y por el fundamentalismo religioso que impone el uso del niqab negro como una forma distinta de luchar contra la política imperante.
Al caer la noche, ambas se escapan de la residencia y se escurren entre las redes del alumbrado de la ciudad para reunirse con sus mejores amigas para acudir a las discotecas para vender en los baños los vestidos de sus creaciones a las papichas, las jóvenes argelinas, a las que les toman previamente las medidas y se las llevan hechas por ella en exclusiva.
La situación política y social del país no deja de empeorar.
Nedjma se niega a aceptar las prohibiciones de los radicales y decide luchar por su libertad e independencia.
Mientras la sociedad se vuelve más conservadora, ella organiza con sus amigos un desfile de moda en la Universidad, usando los haïks con sentido moderno occidental, que en principio cuenta con muchas dificultades para ello, debido entre otras cosas a las mujeres radicales empeñadas que todas cumplan con la normas de su religión y vistan adecuadamente según las reglas.
Para colmo lo quiere realizar un viernes, día en el que la mujeres tienen prohibido reunirse porque es pecado.
La historia tiene a esta chica a la que se le da bien el diseño de ropa pero a su alrededor surgen otras que las complementan y que sirven para que la trama dé varios giros inesperados lo que hace que adornen la posible previsibilidad del argumento base.
Además de fondo late esa lucha sorda que mantiene de libertad la protagonista arrancando los carteles que inundan las paredes llamando a las mujeres a usar la ropa tradicional.
La responsable es la directora rusa, nacida en Moscú, Mounia Meddour (esposa del realizador Xavier Gens) quien se encarga de escribir el guion de esta historia muy de mujeres, ya que los hombres apenas si tienen unas apariciones esporádicas, con la presencia de Karim y Mehdi, los amigos de las dos protagonistas y Mokhtar el libidinoso portero de la residencia, en el que hace su debut en el largometraje de ficción, tras haber realizado dos documentales y un corto.
Está bien dirigida con un sentido de autenticidad, con un buen desarrollo de las principales personajes entre ellos Lyna Khoudri que asume el papel de Nadjma con bastante carisma y sabiendo en todo momento lo que su papel necesita, bien seguida por las demás compañeras de reparto.
César mejor film y Lyna Khoudri mejor actriz. Mejor narrativa en el Festival El Gouna. Humanitarian Award en los premios Satellite. Premio del público, mejor director y premio Pilar Miró en Valladolid. Es la representante de Argelia al Oscar a la mejor película extranjera.
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