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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de catástrofes y similares, en el que siempre es un grupo el que queda atrapado o en peligro, suele ambientarse en un marco o espacio concreto que puede ser un rascacielos, una gran aeronave, un transatlántico o cualquier otro sitio a propósito.
En el caso de “La torre de los rehenes” el especialista en best-sellers y mediano escritor Alistair McLean ha preferido hacer del marco ambiental el protagonista, eligiendo para sus acción a la famosa torre Eiffel de París que, sin duda, se convierte en el verdadero eje de la cinta.
Así, su entramado de hierros y miles de vigas está omnipresente en las peripecias de toda la segunda mitad del largometraje, cuando el comando en cuestión lleva a cabo su atentado, dirigido – una vez más – por un fanático que quiere dominar el mundo, al menos esta vez por el camino más sensato de exigir mucho dinero como rescate.
Con un amplísimo reparto, como es normal en el género, la película tiene como director al desconocido Claudio Guzmán, que se limita a contar con cierta fluidez, y estar al servicio de los conocidos actores, entre los que destaca Rachel Roberts en el que sería, muy posiblemente, su última aparición en la pantalla.
Por lo demás, cinta esquemática y simplona, con agente de la CIA incluido y además bueno y la participación francesa en la fotografía y en los actores secundarios.
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