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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si bien la serie de 'Emmanuelle blanca' la vimos sin mucho orden cronológico en cuanto a la realización de las distintas entregas, esta otra 'Emanuelle negra' la estamos pudiendo contemplar sucesivamente conforme se han ido realizando, por lo que es más fácil poder ir viendo las diferencias entre una película y otra, que, a decir verdad, no son muchas, ya que tanto en la primera como en esta segunda se han seguido los mismos esquemas y patrones y se han cortado los dos films de manera muy semejante, tal vez pensando que si la primera tuvo éxito, también habrá de conseguirlo esta segunda al tener más o menos los mismos contenidos.
En ambas se conjugan el viaje turístico a los distintos lugares exóticos del mundo, con momentos eróticos que en las dos son abundantes y de todo tipo, expuestos los primeros con lucimiento en cuanto a la fotografía y sin ningún recato exhibicionistas con respecto a los segundos.
En esta ocasión se nos cuenta que la conocida fotógrafo Emanuelle negra, reporter gráfico de una conocida revista norteamericana, es enviada a Oriente para entrevistar a un pariente cercano de un rey, pero se acerca demasiado a descubrir secretos oficiales de estado.
Debido a ello su habitación del hotel es saqueada y su pasaporte robado, dejándola varada y a merced de una brutal banda de violadores contratados por el gobierno.
Sus única esperanza de escapar son sus poderes de seducción.
También visita distintas ciudades como Venecia, Bangkok y Casablanca, para llevar a cabo uno de sus ya famosos reportajes, y de paso se embarca en explorar los secretos de cómo se experimenta el placer sexual que se lleva a cabo en cada una de ellas.
Entre tanto aprende mucho en esta materia al tiempo que también revela algunos de sus propios secretos sexuales, durante cuyo viaje le sucede toda clase de incidencias que constituyen este pasatiempo erótico, superficial e intrascendente, sólo apto para los espectadores que gustan de esta clase de cintas que, por otra parte, no tienen mayores alicientes desde el punto de vista artístico, únicamente el consiguiente lucimiento de paisajes exóticos y exhibición completa de la epidermis femenina en sus múltiples posturas y combinaciones sexuales, que no difieren en nada en cuanto a las situaciones de la anterior, calcadas a la perfección en escenas muy similares o casi diríamos iguales, en las que tan sólo cambia el escenario, con lo que se demuestra la poca inteligencia, tanto de los que idearon la historia, como de la propia guionista María Pia Fusco.
Otro tanto podríamos decir de la actuación directiva de Joe D'Amato, que en este sentido ha gozado de total libertad en el aspecto sexual tanto de la protagonista Laura Gemser como de cuantos le rodean.
Posee una dinámica música compuesta por Nico Fidenco.
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