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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es la primera vez que se lleva al cine el intercambio de cuerpos entre dos personas, sean del mismo género o diferente, de lo que hemos sufrido y padecido en los últimos años algunas muestras, casi siempre tratando el tema en tono de comedia, resultando más o menos divertido, según el caso, aunque por lo general con escasa calidad cinematográfica a la hora de ponerlo en imágenes.
En esta ocasión no son los cuerpos, pero sí el espíritu o el alma, como se quiera entender, pero esta vez se ha mezclado con otro género como es el de las producciones de terror, con lo cual se producen algunas muertes un tanto desagradables.
Tal vez de esta forma se ha pretendido captar la atención de los espectadores de los dos géneros, del terror por una parte y de la comedia por otro.
Esta disparatada historia comienza con una leyenda popular de la existencia de El Carnicero de Blissfield, un asesino en serie, que se dedica fundamentalmente a matar a gente joven, y cuando roba una daga de sacrificio maya, que desconoce que tiene una maldición centenaria, se produce algo inesperado.
Una noche mientras espera el autobús, Millie Kessler, una estudiante del último año de secundaria, se convierte en el objetivo principal de El Carnicero y debido a esa daga mágica, intercambia su espíritu, que no su cuerpo, con ese asesino en serie, que no está muy en sus cabales, cuando éste le ataca, pero termina siendo rescatada por Charlene, su hermana, que es policía, con la que vive junto a Coral, su madre que es viuda.
Millie, es una joven estudiante de 17 años que cursa sus asignaturas en la escuela secundaria, que trata de superar la burla que sobre ella ejercen sus compañeros de clase y profesores así como aquellas otras personas que se meten con ella.
A partir de ese momento los problemas que tenga con su profesor o con el resto de los alumnos pasan a un segundo término y a ser la menor de sus preocupaciones.
Millie descubre que tiene menos de 24 horas para recuperar su verdadera identidad antes de que el cambio sea definitivo y para siempre, si con la ayuda de sus amigos, un chico gay y una joven afroamericana, no logran romper la maldición.
También se da cuenta que fluyen a su mente constantemente ideas asesinas y a partir de ese momento los crímenes se suceden continuamente.
La idea comercialmente pudiera ser válida para obtener un gran éxito de taquilla, pero no resulta así la forma en que se ha concebido su puesta en imágenes con un guion que resulta bastante confuso a la hora de la realización.
Los actores digamos que no tienen la culpa de esta especie de intercambio por lo que a ella no se le toma muy en serio y en cambio a él, cuando le toca hacer de bueno, todos le temen porque creen lo contrario, lo que a veces resulta tan ridículo como aburrido y hasta predecible.
El responsable de ello es Christopher Landon que firma el guion con Michael Kennedy, pero que además se encarga de la realización y aunque como guionista tiene más de una docena títulos, la mayoría de ellos del género de terror, como director apenas posee media docena, entre los que se pueden citar Paranormal Activity: Los señalados (2014), Feliz día de tu muerte (2017) y su continuación dos años más tarde y 'Este cuerpo me sienta de muerte' (2020) que, como en las anteriores no ha mejorado.
Premio a Vincen Vaughn de los Critics Choice Super Awards.
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