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CRITICA
Por: PACO CASADO
De todos es conocida la fama de Narciso Ibáñez Serrador, obtenida en los escenarios españoles y la pequeña pantalla de la televisión con su serie 'Historias para no dormir', entre otras, que ahora hace su debut en el cine con 'La residencia' (1969) con un presupuesto que duplica el habitual de una producción española.
En una tenebrosa residencia de señoritas situada en la Provenza, Francia, donde las chicas son rígidamente educadas, comienzan a tener lugar misteriosos casos de desaparición de algunas alumnas.
Dado que en realidad el colegio acoge a muchachas de vida difícil e irregular, la directora, la señora Fourneau, una mujer de un carácter seco y tortuoso, piensa en principio que todas las desapariciones obedecen a simples fugas de las internas.
Pero el descubrimiento de un primer cadáver echa por tierra esta teoría, arrojando sobre el caso un aspecto más trágico y terrorífico.
La llegada de Teresa, una nueva pupila, acelera el proceso extraño de conductas y sucesos.
En esta producción se nos presenta la vida de este internado para señoritas de 15 a 21 años especializado en jóvenes de carácter difícil.
Las relaciones de la directora con las alumnas y de éstas entre sí están descritas de modo fragmentario, atendiendo principalmente a las reacciones psicológicas que esas provocan en todas ellas y que entran en el campo de lo patológico.
Se provoca así un clima de terror con trucos específicos del género y una constante situación de ansiedad transmitida al espectador.
La mayor virtud de Ibáñez Serrador es la ser un notable guionista de lo que está tan falto el cine español.
A esto hay que añadir que el realizador posee igualmente un dominio del lenguaje fílmico de notable altura, no en vano consigue en su guion contarnos una historia que interesa no sólo por sus personajes, sino también por la crueldad y el sadismo que derrochan y el terror que consigue, sino igualmente por la manera de ambientar esta historia, lo que denota que conoce perfectamente el medio en el que ha situado a sus protagonistas.
Es difícil para un director que hace su primera película en la pantalla grande, enfrentarse de repente con el ancho lienzo habituado a la pequeña de la televisión.
Ibáñez Serrador demuestra que sabe cómo hacer una escena, mover a sus personajes y elegir bellos encuadres jugando con los recursos propios que él tan bien domina para sobrecoger el ánimo del espectador.
Para ello ha contado con una gran fotografía de Manuel Berenguer y una notable música de Waldo de los Ríos.
El film está realizado no sólo de cara al mercado nacional, sino también al internacional donde creemos que puede hacer un buen papel como lo demuestran las elevadas oferta que ya ha recibido del extranjero.
Al mismo tiempo España se enorgullece de tener un realizador que sabe hacer un producto digno en un género tan difícil como es el del cine de terror.
Lástima que tenga el defecto de un final que resulta demasiado increíble, no obstante la cinta hace esperar mucho de Narciso Ibáñez Serrador como lo demuestra la polémica que ya ha levantado tanto de crítica como de público.
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