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CRITICA
Por: PACO CASADO
Diez años de consumo de heroína y otros opioides ha dejado en ruinas la vida de la joven Molly, de 31 años, que intenta salir de esa adicción con la ayuda de Deb, su madre, y de un nuevo tratamiento pero antes ha de conseguir mantenerse limpia durante una semana.
De entrada Molly llama a la puerta de Deb, una mujer que en su día abandonó al marido por no aguantarlo más tras tener dos hijas, Ashley y Molly, esta última a la que echó de casa hace diez años.
Molly tuvo dos hijos con Eric, cayó en el infierno de la droga y fue catorce veces a rehabilitación.
Deb es masajista y ahora está casada con Chris y tiene el duro corazón de dejar que esa noche su hija duerma en la puerta de su casa.
Ella lo único que desea es limpiarse de la droga y poder recuperar a sus hijos que ahora viven con Sam.
Al día siguiente tan sólo admite llevarla a recuperación donde le ofrecen seguir un tratamiento interna durante tres días que es lo que le permite el seguro.
Al término del mismo le dice el médico que ha de seguir otros cuatro en el domicilio de la madre, y al término del mismo le pondrá una inyección de un nuevo fármaco que podrá curarla si es capaz de mantenerse sin tomar drogas durante ese período de tiempo, algo que tratará de lograr gracias a la ayuda de su madre, una mujer de ideas férreas, lo que pondrá a prueba el amor que ambas se profesan como no habían tenido ocasión en ningún otro período de sus vidas.
La madre ayuda a su hija a superar esos momentos que son cruciales para su recuperación sobre el abuso de los malditas drogas lo que podrá darle alas para comenzar de nuevo.
El guion está inspirado en una historia real que se contaba en el reportaje How's Amanda? escrito por la periodista Eli Saslow que fue publicada en 2016 en el diario Washington Post, que estuvo nominado al premio Pulitzer, que le ha ayudado al director Rodrigo García a confeccionarlo.
Nos da la impresión que le falta dramatismo e incluso un tanto de realidad, ya que una mujer enganchada durante diez años a las drogas no tiene la conducta tan tranquilizadora que muestra a lo largo de todo el relato sin que le dé ningún ataque de mono al no consumir durante esos días.
A lo largo de la narración vamos conociendo algo más de ellas, sobre todo de la madre, y también de los líos amoroso de la hija, lo que hace que se enrede la historia en algunos momentos.
Por otra parte la interpretación de las dos actrices protagonistas sobre las que recae el mayor peso de este drama maternofilial es estupenda, destacando la veteranía de Glenn Close sobre Mila Kunis, a la que el guion le roba un mayor lucimiento, que hace aquí un gran avance con respecto a sus papeles anteriores, enfrentándose a tamaña actriz ocho veces nominada al Oscar.
En cuanto a la dirección del colombiano Rodrigo García, hijo de Gabriel García Márquez, la encontramos también falta de fuerza, funcional, rutinaria, sin la intensidad de otros títulos suyos, también centrados en problemas de mujeres, que le recordamos como su ópera prima 'Cosas que diría con tan sólo mirarla' (2000) o 'Nueve vidas' (2005) que nos resultaron más interesantes a pesar de que este tema ofrecía más posibilidades de superarlos.
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