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CRITICA
Por: PACO CASADO
Coger un tren en marcha siempre es peligroso y eso es lo que ha hecho Brian de Palma en esta ocasión, tras ser despedido Gore Verbinski de la realización de esta producción.
No se explica cómo un veterano con sesenta años, 30 de carrera y 26 películas, se arriesga así, salvo que quisiera experimentar con un género nuevo como es para él la ciencia ficción.
La película arranca en el año 2.020 con la primera misión tripulada a Marte y tras sufrir un imprevisto desastre catastrófico constituido por una misteriosa tormenta que mata a casi todos los miembros de la tripulación se manda a un segundo equipo de rescate para investigar la tragedia y en auxilio del primero para traer de vuelta a los supervivientes.
Una vez en el planeta rojo la nueva tripulación es informada de que no fue una tormenta corriente.
Esto es cuanto constituye su argumento.
El resto se entretiene en un preámbulo excesivo para contarnos algunas cuestiones del pasado del protagonista y la angustia que le invade por haber perdido a su mujer y algunas otras cosas que no sirven más que para obtener al final un espectáculo más o menos entretenido.
El guion se detiene en peripecias superficiales para terminar poniéndose trascendente y metafísico explicando el origen de la vida en la Tierra y la teoría de la evolución del hombre, lo que se hace de forma breve y maravillosa, pero para lo que no se necesitaban estas alforjas tan caras.
Hay continuas referencias a 2001: Una odisea del espacio (1968) y algunos otros films de ciencia ficción que nos recuerdan sus imágenes.
Los actores hacen lo que pueden con estos personajes, aunque no acaben de creérselos demasiado.
La música de Ennio Morricone tiene tan sólo algunos destellos de inspiración, es brillante la fotografía y los efectos especiales, pero poco más.
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