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CRITICA
Por: PACO CASADO
Para su debut en la dirección el realizador suizo Marcel Langenegger ha elegido un thriller en el que nada es lo que parece, con una sofisticada intriga, que no es nueva, y un desarrollo que a la postre resulta bastante tramposo.
Jonathan McQuarry es un humilde contable, un auditor de cuentas de las empresa de Wall Street, que vive en Manhattan desconectado de la vida, que es vigorizado, cuando hace conocimiento con Wyatt Bose, que se convierte en su nuevo amigo, un elegante, poderoso y carismático letrado que le introduce en un misterioso club secreto, conocido como La Lista, que está destinado para esporádicos encuentros sexuales de ricos ejecutivos, con simplemente hacer una llamada y preguntar ¿estás libre esta noche?.
Las reglas son muy simples: no dar nombres, no practicar sexo duro y no hablar de trabajo, ni de la vida personal.
En uno de esos encuentros conoce a S una chica rubia de largas piernas de la que se enamora y de repente desaparece.
A partir de ahí comienzan todos los problemas entre mentiras, timos, amenazas, pistas falsas, crímenes y desfalcos.
Poco tiempo después, Jonathan se convierte en el principal sospechoso de una serie de graves acusaciones.
La segunda película de la productora de Hugh Jackman, es este thriller subido de tono del primerizo director Marcel Langenegger.
Con unos giros argumentales predecibles y unas escenas tórridas que distan mucho de clásicos de este género.
Un thriller sexual, de suspense psicológico, que tiene una primera parte que la constituyen los encuentros amorosos en los que abusa del sexo y una segunda en la que a partir de la mitad del metraje se inicia una intriga, bastante convencional y previsible, por cierto, en la que se desmonta todo lo anterior y donde comienzan los problemas de credibilidad, lo que no parece importarle demasiado al guionista con tal de mantener un suspense ficticio que entretenga al espectador.
Pero en el momento en que todo termina de la forma más convencional, se rebobina lo visto anteriormente y se analiza detenidamente, se detectan todos los fallos y la historia se cae como un castillo de naipes, con un desenlace tan rocambolesco como demencial que tiene lugar en la ciudad de Madrid.
La cinta basa su interés en el duelo interpretativo entre Ewan McGregor y un Hugh Jackman, este último en su primer papel de un villano sin escrúpulos.
El magnetismo de este dúo y la sensualidad de sus acompañantes, Michelle William y Natasha Henstridge, que completan el atractivo reparto, le dan un poco de relieve, pero termina por sucumbir arrastrado por lo inverosímil de la trama.
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