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CRITICA
Por: PACO CASADO
De Mike Nichols (Quién teme a Virginia Wolf, El graduado), no cabía esperar un film en el que tuviera cabida la imaginación, la aventura y una mezcla de argumento infantil como éste.
Sin embargo, por aquello del sentido profesional de Hollywood, Nichols rodó con soltura y habilidad esta cinta que se aparta de sus temas preferidos.
Estamos ante un guión con un tema original, como es el estudio y aprendizaje de unos delfines inteligentes y sobre todo de uno de ellos, Alfa, nacido en cautividad, que al cabo de cuatro años domina un elemental lenguaje humano.
Hasta aquí la película se mueve a niveles didácticos y casi zoológicos, pero luego busca la aventura, el espionaje, la política ficción y usa los delfines como protagonistas de un frustrado atentado al Presidente de los EE. UU.
El tono cordial y humano que tiene, las bellas escenas del aprendizaje de estos animales, su cariño hacia el hombre que les enseña, el interés y la intriga de la parte final, hacen un film amable, interesante y original, con unos protagonistas inusuales.
Destaca George C. Scott, que vive muy bien su personaje.
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