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CRITICA
Por: PACO CASADO
Únicamente recordamos, así a vuela pluma, sin consultar ningún libro, ni internet, que un director con tan avanzada edad, a los 91 años cumplidos que tiene Clint Eastwood, se haya puesto a la vez delante y detrás de una cámara para interpretar una película y al tiempo dirigirla y producirla, con la excepción del portugués Manoel de Oliveira que a sus 106 años aún tuvo la ocasión de filmar su última obra, el documental 'Un século de energía' (2015) muriendo en abril de ese mismo año.
En este caso el veterano Clint Eastwood, aún se atreve a asumir la doble función de la dirección y la interpretación en este film que comentamos 'Cry Macho' (2021).
La acción se sitúa en 1978. El veterano Mike Milo, una antigua estrella del rodeo, criador y domador de caballos, un cowboy crepuscular, acepta la misión de traer a su casa en Texas a Rafael, el hijo adolescente de trece años de Howard Polk para separarlo de Leta, su esposa, que vive en México, alejándolo así de su madre, que es alcohólica, y le da mal ejemplo con su conducta para con los hombres que trae para yacer con ella.
Ese hombre en su momento le salvó la vida a Mike dándole trabajo tras un terrible suceso que le tenía hundido y sumido en el alcohol y ahora le devuelve ese favor que le hizo en su día.
Rafo, que así le llaman al muchacho, odia a su madre y constantemente huye de casa malviviendo en la calle con el dinero que gana con su gallo, al que llama Macho, echándolo a competir en los reñideros de peleas.
En principio Rafo se niega a acompañar a Mike, pero siente la curiosidad de conocer a su padre, que les abandonó siendo muy pequeño, y por otra parte le ilusiona el hecho de que posee un rancho con una gran manada de caballos a los que les gustaría poder montar.
Para ello tienen que cruzar el México rural y durante el viaje de regreso a Texas, tendrán que hacer frente a algunas dificultades, burlando a Aurelio, uno de los secuaces de la madre al que ha mandado tras ellos, como también a los corruptos agentes de la policía mexicana.
Mike Milo es un hombre ya cansado del mundo pero puede hallar su redención por el camino cuando encuentra un remanso de paz y ayuda en la posada de Marta, al tiempo que le enseñará al niño lo que significa convertirse en un buen hombre ya que nunca es demasiado tarde para hallar el camino.
El guion está basado en la novela 'Cry Macho', escrita por N. Richard Nash, que también colaboró en la elaboración del mismo, un trabajo que data de hace unos treinta años, que ya se intentó realizarlo en dos ocasiones pero terminó siendo abortado.
Sin embargo Clint Eastwood se atreve a ello y logra una cinta interesante exprimiendo el guion al que le saca todo el jugo a esta bonita y aleccionadora historia que se degusta como si fuera ese delicioso zumo que ha salido después de pasar por sus manos, sabiendo mantener el interés de este drama humano.
En cuanto a la interpretación da pena ver a un envejecido Eastwood a su edad aún delante de una pantalla asumiendo el papel principal de esta historia, poniendo en juego toda su experiencia, dándole serenidad a su personaje, reflexionando sobre la vejez y dominando la salvaje rebeldía del joven actor mexicano Eduardo Minett, con su inexperiencia como debutante, en el papel de Rafo, a quien le da lecciones como si fuera su padre.
En cuanto a los papeles femeninos destaca la bravura de Fernanda Urrejola en el personaje de la madre y la dulzura de Natalia Traven en Marta, la mujer viuda que le acoge en su posada con la que tiene los mejores momentos de quietud, humanidad y paz, que hacen que la vida merezca vivirse, durante el agitado trayecto hasta Texas.
La música de Mark Mancina acompaña pero no se deja notar.
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