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CRITICA
Por: PACO CASADO
Comedia ambientada en la Toscana a donde regresa Robert Foster, un bohemio artista pintor londinense, que vuelve a Italia con su hijo Jack para vender la gran mansión que heredaron de su difunta esposa debido a un accidente de circulación.
Pero ninguno de los dos esperaba que la hermosa villa estuviera en tan mal estado, tras estar veinte años prácticamente abandonada desde que murió su esposa Raffaella Pazzini.
Mientras tanto padre e hijo restauran minuciosamente la casa, con idea de venderla mejor, y también comenzarán a reparar su relación, ya que apenas si se han visto, ni hablado desde hacía bastante tiempo.
La presunta venta de la casa está motivada porque Ruth, la esposa de Jack, de la que está en trámite de divorcio, quiere vender la galería de arte propiedad de su familia que ha gestionado durante toda su vida su marido y éste pretende comprarla con el dinero que le den por la casa de la Toscana.
Ruth le ha dado un plazo de un mes, tiempo que utilizan padre e hijo para restaurar la ruinosa vivienda para su venta y mientras tanto Jack conoce a Natalia, la dueña del restaurante del pueblo, que está divorciada de su marido y tiene una hija de ocho años que está con ella la mitad de la semana ya que perdió su custodia durante el juicio.
A partir de ahora el futuro que se les presenta a Robert y Jack parece bastante diferente y les sorprenderá a ambos.
Es una bonita historia enmarcada en un maravilloso paisaje como el que ofrece la región italiana de la Toscana.
El argumento no es excesivamente original, pero el guion sabe conjugar y ensamblar todas las piezas para formar esta trama, algo previsible.
No siempre hemos de contemplar en la pantalla películas de acción y violencia como viene siendo tan frecuente en los últimos tiempos, ya que, de vez en cuando, agrada ver una comedia aunque sea tan ligera como la presente que comentamos.
Cuenta con una pareja protagonista masculina algo singular, puesto que no es frecuente que padre e hijo en la vida real interpreten esos mismos papeles en la ficción de esta historia como lo hacen Liam Neeson y su hijo Micheál Richardson, con algunos momentos muy emotivos.
No vamos a descubrir ahora la forma de actuar de Liam Neeson, aunque últimamente se ha centrado más en tramas de acción, pero nos resulta menos conocido Micheál Richardson que asumió el apellido de su madre Natasha, que hace con éste su cuarto film para el cine.
A ellos se les une por la parte femenina la italiana Valeria Bilello, una actriz de agradable físico, con más de una docena de títulos en su filmografía, de los que apenas se han podido ver dos o tres de ellos en nuestras salas comerciales.
El responsable de esta película no es otro que James D'Arcy actor inglés de más de ochenta largometrajes al que recordarán como más recientes en Vengadores: Endgame (2019), El muñeco de nieve (2017) entre otros, que ha decidido pasarse a detrás de las cámaras para realizar esta su ópera prima como guionista y director y a fe que le ha salido un trabajo bastante más que digno para ser el primero que hace.
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